sábado, 8 de marzo de 2014

Caballo de Troya y Ricky B, libros de J. J. Benítez que ‘empezaron’ en Yucatán



Darle la vuelta al mundo más de 100 veces no vale nada si lo comparamos con lo que un pequeño punto en el planeta, Yucatán, significa para el investigador del fenómeno ovni Juan José Benítez, mejor conocido como J.J. Benítez.

Aquí –en Chichén Itzá para ser precisos- obtuvo la clave de su libro más emblemático: Caballo de Troya, y aquí también tuvo su origen una de las quizás más complicadas investigaciones del periodista: Ricky B, la vida de una infiltrada (alienígena) en Yucatán, en el siglo pasado.

Los seguidores –y hasta los detractores- ya esperan al autor para las tertulias que dará en el marco de la Feria Internacional de la Lectura de Yucatán (Filey), en las que hablará, primero, de los 30 años de Caballo de Troya y, después, de su nuevo libro Estoy bien.

Así, este próximo fin de semana, el ufólogo -como se le conoce a los estudiosos del fenómeno ovni- estará en la tierra en la que nacieron dos de sus ‘hijos’ (los escritores suelen llamar así a sus libros) más queridos y, quién sabe, a lo mejor será el principio de una tercera historia porque si en algo no cree Benítez es en la casualidad.

Pero, hablemos de las dos historias, de los 2 éxitos literarios, por partes, una por una…

La llave de Chichén Itzá

En el otoño de 1980, ‘Juanjo’ –como le llaman cariñosamente al autor- llegó a Yucatán casi de incógnito –según narra en las primeras páginas de su libro más vendido- para entrevistarse con un Mayor de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, quien le había ofrecido información exclusiva de la que nada supo J. J. sino hasta muchos meses después.

Su destino –él no lo sabía cuando aterrizó en el aeropuerto de Mérida- era la zona arqueológica de Chichén Itzá; ahí, cerca del cenote sagrado, tras dialogar con el Mayor, Benítez recibió un sobre que contenía una llave.

Pero la historia no era tan simple: J.J. tenía que ‘descifrar’ varias pistas que el Mayor le había dejado para llegar hasta el lugar en donde estaba escondida la información prometida, meses atrás, durante el primer encuentro de ambos personajes en el parque museo de La Venta, en Villahermosa.

Como ya se sabe, el escritor encontró la historia aún no contada: la información detallada sobre una operación ‘secreta’ del Gobierno de Estados Unidos acerca un viaje al pasado, cuyo objetivo era ‘retomar’ y descifrar la vida y muerte de Jesús de Nazaret.

De acuerdo con el sitio web oficial del autor, la Fuerza Aérea de Estados Unidos, a través de una 'máquina del tiempo', situó a dos astronautas, Jason –el Mayor- y Eliseo, en el año 30 de nuestra era, para documentar la historia de Jesucristo; todos los pormenores del viaje fueron minuciosamente registrador por el Mayor en un 'diario'.

Esos documentos, que J.J. Benítez encontró en un apartado postal en Estados Unidos, dieron 'vida' a los nueve tomos del Caballo de Troya.

Aunque el libro no es propiamente una historia de vida extraterrestre y no está directamente relacionada con el fenómeno ovni -tal como advierte el Mayor a Benítez en sus primeras charlas-, el periodista sostiene -como una de las revelaciones de la obra- que Cristo es extraterrestre, pues su origen no es humano, sino divino.

Por supuesto, la historia no acabó ahí, pero la vida del militar sí: en septiembre de 1981, el Mayor falleció en su casa, en las cercanías de Chichén Itzá, y en las líneas del libro se infiere que sus restos permanecen en Yucatán.

-¿Qué supuso para usted la publicación de Caballo de Troya? –le preguntó un reportero del diario asturiano La Nueva España, a J.J. Benítez, en 1994.

-Pues sobre todo me sirvió para pagar muchas deudas. La gente no lo cree, pero dedicarse como yo hacía a escribir libros de ovnis es absolutamente ruinoso. Lo más curioso es que el editor no creía en el libro, y sin embargo fue el que me dio toda la popularidad.

La historia ‘imposible’

La primera edición del libro Ricky B: una historia oficialmente imposible muestra la imagen ‘borrosa’ de una mujer de cabello abundante y de piel anglosajona (en la foto no se ve blanca sino ‘verdosa’ por los colores en que fue diseñada la ‘tapa’ del texto). El rostro –como lo es la portada de un libro- lleva dentro una historia que J. J. Benítez intentó descifrar en dos viajes a Yucatán y otros tantos entre España, Estados Unidos e incluso Egipto.

Pero la pieza inicial del rompecabezas es un accidente de autobús que ocurrió en Yucatán, en 1975, en una zona ‘famosa’ por los avistamientos de ovnis, en el kilómetro 36 de la carretera Mérida-Puerto Juárez.

Entre los sobrevivientes del autobús accidentado –que venía de Playa del Carmen, Quintana Roo- había una ciudadana norteamericana que entonces sólo llamó la atención por su aspecto de extranjera, pero nada más.

La ‘vida y obra’ de esta ‘extranjera’ no la conoció Benítez sino hasta 1986 cuando uno amigo le envió una carta en donde le narraba que 'un conocido' había tenido “un romance” con una extraterrestre.

J. J. inmediatamente tomó cartas en el asunto y tras entrevistarse con el principal testigo –a quien sólo identifica como ‘el ingeniero’- se centró en una búsqueda frenética –no exenta de ‘casualidades’- que lo llevaron hasta prácticamente dar con la supuesta alienígena.

Entre 1996 y 1997, Benítez viajó dos veces a Yucatán para buscar fuentes directas del acontecimiento; con el apoyo de periodistas locales del periódico Novedades de Yucatán, el ufólogo español se entrevistó con testigos de los hechos y logró concretar la historia.

A finales de 1997, salió a la luz el libro Ricky B: una historia oficialmente imposible, pero que sólo contaba la primera parte de la investigación; al final del texto, Benítez advertía que no cortó la historia por voluntad propia, sino por ‘órdenes’. Sin embargo, la segunda parte nunca se publicó.

Sobre esta historia, la de Ricky B –editada por Planeta- Benítez dice, en el amanecer del texto: “Esta es una gran incógnita –una de las más irritantes en mis veinticinco años de investigación del fenómeno OVNI (sic)…”

Aunque el caso de la alienígena no es parte del ‘plan de vuelo’ del autor de A 33,000 pies, es casi un hecho que sus lectores estarán al pendiente de lo que tiene que decir, pues la segunda parte de la historia ha esperado más de 14 años para salir a la luz.

Pero si nada ocurriera, si Benítez finalmente no quisiera 'rendir' cuentas del tema pendiente, no habrá factura que cobrarle al periodista español, porque tanto Caballo de Troya como Ricky B han grabado el nombre de Yucatán en sus investigaciones y él, sin duda ninguna,lleva a Yucatán esculpido en su memoria con estas dos historias tan suyas como las dos jotas (J.J.) de su nombre.

(FUENTE: sipse.com)

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