miércoles, 22 de enero de 2014

Las historias más conocidas de fantasmas en Maracaibo



Niñera del nieto del juez Jorge Valbuena: Josefa Caballero fue asesinada de siete puñaladas en el lavadero ubicado en el piso de abajo de la Casa de la Capitulación, el 26 de septiembre de 1891. Y sigue allí, rondando por las habitaciones, manifestándose a través de la silueta de una bella mujer morena, de vestido verde ceñido y cabello lacio negro hasta la cintura, según relata el escritor Norberto José Olivar, en el libro El fantasma de la Caballero.

Cuentan los marabinos que la estructura, que data del siglo XVIII y que fue anfitriona de importantes acontecimientos en el proceso de independencia de Venezuela, se mantiene como hogar de esta aparición. Muchos asisten a constatar la supuesta presencia de la Caballero, y para así responder a la curiosidad de vivir en carne propia el contacto con el espíritu, leyenda que ha trascendido nuestras fronteras con un espacio en la programación del canal History Channel.

Quienes lo vivieron, narran la experiencia sobrenatural de toparse con sonidos aterradores, aromas, objetos que se caen y hasta con el propio fantasma. “Cuando estudiaba sexto grado hicieron un paseo en la escuela por las estructuras históricas de Maracaibo. Fuimos hasta la Casa de la Capitulación, entre nosotros contábamos esa leyenda y teníamos la curiosidad de constatar si era cierto que había un espíritu. Durante el recorrido, junto a una compañera escuchamos unos ruidos en el piso de arriba, como si estuvieran rodando cosas. Nos quedamos de últimas y cuando volteamos, vimos la silueta de una mujer que desapareció de repente. Nos asustamos y aceleramos el paso. No le vimos el rostro, estaba vestida de verde y el cabello se le notaba muy largo, en ese momento no emitió sonido alguno”, dijo Vanessa Guerra, todavía con el asombro y el miedo de tener ante sus ojos, por unos segundos, al espíritu de Josefa Caballero.

A ella se suma otra aparición y que ha sido visto en infinidades de veces por las calles de la ciudad: “El electrocutado de Enelven”, la sombra de alguien que parece haberse estampado y se deja notar en las noches como una figura perturbadora. La historia cuenta que un hombre, de unos 35 años, trabajador de la empresa que administra el servicio eléctrico en la capital zuliana, subió a un poste ubicado entre el estadio Alejandro Borges y el conocido “hueco coquivacoa”, para realizar reparaciones en el cableado, pero un error provocó un cortocircuito que le cegó la vida. Sin embargo, parece querer remediar esa equivocación y de vez en cuando vuelve a subirse pero para asustar a quienes transitan por la zona, con la oscuridad como escenario perfecto para el encuentro.

El trabajo audiovisual “Maracaibo fantasmal” hace mención de unas extrañas apariciones en las torres de El Saladillo, popular conjunto residencial ubicado en el centro de la ciudad, y que alberga la llamada “la torre del terror”. Allí, los habitantes afirman haber tenido encuentros con seres extraños. Mirna Morales contó que ella y otros vecinos han visto en varias oportunidades a una mujer vestida de novia, de irregular apariencia. El fantasma pertenece a una muchacha que se lanzó de una de las torres hace años, y que se presume, fue engañada por su pareja días antes de casarse.

También, las personas que hacen uso de los ascensores en la “torre del terror” a veces lo hacen con la compañía inesperada e indeseada de esa misma mujer. En el relato del video se habla de unas jóvenes que al tomar una foto, la silueta de la ‘novia’ apareció registrada en la imagen.

En la avenida El Milagro, que bordea parte del Lago de Maracaibo, se pasean dos apariciones más que del mismo modo son parte de la trama que rodea el lado fantasmagórico de la ciudad. La primera tiene como sede el Hospital Central. Allí, el espanto de una enfermera transita por todos los pasillos, haciendo ‘visitas fantasmas’ a las personas y a los pacientes. “No sé si decir que soy afortunada por haber tenido la experiencia de sentir la presencia de un espíritu, pero sí, me tocó ver a la famosa enfermera. Fue un martes en la noche, cerca de las 11:00, al salir de la habitación donde estaba recluida mi hermana. Iba al baño, estaba el pasillo solo y sentí como un frío tenebroso en la piel. Caminé rápido, sentí miedo de mirar hacia atrás, pero entre el temor y la curiosidad, giré levemente la cabeza y vi la tenebrosa figura de la enfermera como por dos segundos. Fue terrible, yo no creía en fantasmas pero cómo puedo negarlos si lo viví”, narra Mercedes Linares, con la mirada perdida mientras recordaba el episodio.

Por su parte, en el club Náutico, un espanto conocido como “La Coja”, vestida de novia, con el velo tapándole el rostro y caminando con alguna dificultad, se deja ver por las instalaciones en horas de la madrugada, cuando la soledad a veces es la compañera del personal de seguridad y de los mesoneros que buscan salones como refugio para un pequeño descanso. Si, a veces, porque con su presencia ha dejado una huella difícil de borrar. Allí, cerca de las 3:00 am de un sábado, hace unos cinco años, un vigilante fue a sacar dinero del cajero y sintió como una ola de frío le erizaba la piel, aunado a la mano de una extraña puesta encima de su hombro. Un pequeño giro bastó para darse cuenta que “La Coja” era real.

La quinta Luxor, en el sector Indio Mara, construida en 1953, declarada como Patrimonio Arquitectónico de Maracaibo, ha sido escenario de acontecimientos que rozan lo increíble, que solo sus testigos y las personas de mente abierta pueden dar fe de su veracidad. En su interior, en medio de las ruinas, se escuchan llantos y ruidos extraños. Según cuentan los comerciantes apostados en su alrededor, allí se ahorcó una mujer hace algunos años, es ella la responsable de los eventos paranormales. En medio del trajinar de las ventas, Francisco Alvarado se asombró al ver cómo una personas salió despavorida de la vieja estructura. “Corrí a ver qué le pasaba, estaba pálido. Luego de unos minutos, contó que se acostó y sobre una silla puso sus cosas personales. Al poco tiempo, se despertó por el rodar de la silla. Sorpresa para él cuando vio que una mujer se montó en ella para ahorcarse y luego desapareció”, precisa.

El libro 10 secretos ocultos de Maracaibo, de Jinderson Quiroz, dedica uno de sus capítulos a los puntos calientes de actividad paranormal, aquellos lugares donde, según los expertos en la materia, es más factible hacer contacto con algún espíritu, haciendo mención también a otros fantasmas ‘famosos’ de la capital zuliana.

En el material impreso, Quiroz revela que un “supuesto hombre íntegramente vestido de blanco se embarcaba en los autobuses o “por puesto” en la avenida El Milagro, justo entre el club Alianza y la estación de servicio La Calzada (esa que aún subsiste a la entrada de la Vereda del Lago) para luego desaparecer sin que nadie lo viera bajar de la unidad”.

“También se relata allí la amarga experiencia que tuvieron algunos borrachos en el antiguo club Miramar cuando “y que” fueron sorprendidos por la visita del fantasma de Eugene Plumacher, el estadounidense que hace cien años fungía como cónsul en Maracaibo. Se refresca además la historia de un trío de frailes asesinados que aparecían por el sector Los Haticos; así como la popular leyenda que asegura que en “El Bajito” (pintoresco barrio que se ubicaba cerca a la avenida Padilla) continuamente se escuchaban los gritos de un padre que llama a su hijo Bartolo, al cual asesinó con un machete sobre una piragua en pleno Lago”.

Quiroz describe que todas estas anécdotas son solo leyendas urbanas. “Y cualquier otra que pudiéramos contar no podría ser tomada más que como eso, como una leyenda, aún por aquellos lectores de mente realmente abierta”. Según el catolicismo, algunos fantasmas son almas del Purgatorio que piden que recen por ellas para alcanzar el Paraíso.

¿Demonios? ¿Energías negativas? ¿Imaginación? Sea cual fuere su significado, lo cierto es que los fantasmas son parte de las conversaciones entre los marabinos. Pasarán generaciones, se seguirá hablando de Josefa Caballero y su protagonismo en la Casa de la Capitulación, entre otros tantos espíritus, pero con una aseveración: “Yo lo he visto”.

(FUENTE: panorama,com,ve)

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