martes, 30 de julio de 2013

Descubren anomalías en pirámide de Palenque


Anomalías que corresponden a un par de cavidades de entre 2 y 3 m, detectadas con un georradar en la parte frontal del Templo de las Inscripciones de Palenque, y la corroboración de que la cripta de Pakal II no descansa sobre la roca original, apuntan a que la cámara funeraria no fue el punto de partida para erigir la célebre construcción maya, como sugirió su descubridor, el arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier.

Tal conjetura deriva de resultados preliminares obtenidos mediante el uso de técnicas geofísicas no destructivas ni invasivas, que apoyan los trabajos arqueológicos. En este proyecto binacional colaboran el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y el Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS) de Francia.

Los ingenieros José Ortega Ramírez y Luis Ángel Villa Alvarado, del Laboratorio de Geofísica del INAH, así como los doctores Maksim Bano y Pascal Sailhac, del CNRS, se trasladaron hace unas semanas a esta zona arqueológica localizada al noreste de Chiapas, para avanzar en sus estudios.

En 2010, con motivo del descenso de la lápida de siete toneladas que cubre el sarcófago de Pakal II y a fin de conocer el estado que guardaba tanto éste como el subsuelo, se realizaron trabajos con georradar. También para detectar fuentes de humedad se hicieron cuatro sondeos experimentales de Tomografía Resistiva Eléctrica.

De acuerdo con el doctor José Ortega, responsable del proyecto por la parte mexicana, en ese entonces la información obtenida por la ERT indicó “una zona muy conductiva de la energía eléctrica, entre 2 y 3 m de profundidad, en la parte norte. Los resultados del georradar fueron similares”.

En los trabajos recién efectuados, se utilizó la técnica de tomografía eléctrica con el objetivo de encontrar en la parte posterior del Templo de las Inscripciones, en una sección de 40 m largo y a una profundidad de 10 m, las posibles fuentes de humedad que afectan el interior de la cripta de Pakal y para saber su relación con la arquitectura del edificio.

Descubierta hace más de 60 años por el arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier, la cripta de K’inich Janaab Pakal no reposa sobre roca madre u original, sino tal vez encima de una estructura construida con lajas muy grandes y rellenas con fragmentos de piedra. Estos datos obtenidos en 2010 son los que se intentan verificar ahora con el uso de un georradar de manufactura sueca, facilitado por el CNRS.

En el Templo de las Inscripciones se ha alternado la utilización del Georradar de Penetración Terrestre con el método de Tomografía Resistiva Eléctrica. El ingeniero Luis Ángel Villa Alvarado, técnico del Laboratorio de Geofísica del INAH, explica que los efectos de la tomografía son similares a los de un electrocardiograma en el cuerpo humano, “sólo que en nuestro caso nos valemos de electrodos en los que introducimos corriente 200 mili-amperes”.

De este modo —añadió— se propaga energía a través del subsuelo y se leen las diferencias de potencial que se generan por la interacción de la electricidad en el medio. “Para nosotros, la tierra es nuestro paciente”.

A su vez, el doctor Maksim Bano, quien ha colaborado con proyectos arqueológicos en diversas partes del mundo, dijo que su participación en una de las ciudades más importantes de la cultura maya no se limita a conocer el aspecto físico del subsuelo del Templo de las Inscripciones, sino también “los secretos que pueda guardar la cámara funeraria de un personaje como Pakal”.

El también profesor del Instituto de Física del Globo de la Universidad de Estrasburgo, dijo que las anomalías detectadas tres años atrás corresponden a dos cavidades ubicadas entre 2 y 3 m de profundidad, al pie de la escalinata norte, por lo que consideró necesaria su verificación.

El propósito es, a partir de la información obtenida con el uso del georradar y la tomografía de resistividad eléctrica, desarrollar en conjunto un proyecto de exploración, expresó por su parte el arqueólogo Arnoldo González Cruz, responsable de los trabajos arqueológicos en el sitio de Palenque.

“Es cierto que existe esta teoría en torno a un acceso a la tumba de Pakal II por la parte frontal del edificio, pero esto no dejará de ser mera especulación hasta que no se haga un trabajo más formal, arqueológico, en el exterior, y apoyado en este tipo de tecnología de prospección geofísica”.

Tampoco es posible descartar o corroborar por el momento, que las anomalías reportadas en el frente del Templo de las Inscripciones aludan más bien a una antigua red hidráulica. En 2012, apuntó González Cruz, durante un proceso de excavación al pie de la pirámide “se encontró la porción de un canal que parece atravesar la parte inferior del edificio y continuar hacia el norte de la plaza, habría que comprobar su extensión y su distribución, igualmente por métodos geofísicos”.

En esta ocasión la aplicación de esta tecnología en la tumba de Pakal se ha enfocado a la identificación del tipo o tipos de fracturas y, en general, al estudio del subsuelo, con el objetivo de elaborar un modelo electromagnético que sirva para conocer el estado estructural del piso y poder justificar la carga y la presión ejercidas por las 28 toneladas del sarcófago.

“Desde el punto de vista físico es muy probable que se formaran fracturas en el piso cuando su descubridor, Alberto Ruz Lhuillier, decidió que la lápida de siete toneladas fuera sostenida por rieles. Actualmente la losa ya reposa de nuevo sobre el sarcófago, lo que en total suma 28 toneladas.

“Llevamos un sondeo con georradar y una vez que sean procesados e interpretados, se estará en posibilidades de definir las fracturas y las posibles estructuras producto de la actividad humana en el subsuelo, previas a la construcción de todo el templo”, refiere José Ortega.

A partir de los datos digitales obtenidos se hace una inversión mediante un proceso matemático, generando un perfil del subsuelo en dos dimensiones. Dicha sección se construye y correlaciona espacialmente para darle al arqueólogo la coordenada en superficie donde podría efectuarse una excavación.

El Templo de las Inscripciones, al igual que el Templo XIII (donde se encuentra la tumba de la Reina Roja), es motivo también de trabajos de mantenimiento mayor que consisten en sustituir las juntas de cemento por una argamasa de cal – gravilla que evita la filtración de agua de lluvia y, por tanto, problemas de conservación futura.

“La intención es llevar a cabo estas labores en los nueve cuerpos del Templo de las Inscripciones, al momento hemos trabajado tres cuerpos y medio, más la escalinata principal. En 2014 daremos continuidad en la fachada norte y posteriormente en la Este”, concluyó el arqueólogo Arnoldo González Cruz.

(FUENTE: cronica.com.mx)

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