viernes, 12 de abril de 2013

El forense vasco Francisco Etxeberria dictaminó en 2007 que el ‘extraterrestre de Atacama’ es un feto humano


La criatura que va a protagonizar el nuevo fraude de la autopsia del marciano es, en realidad, un feto humano momificado, según un estudio realizado en 2007 por Francisco Etxeberria, profesor de Medicina Legal y Forense de la Universidad del País Vasco (UPV), presidente de la Sociedad de Ciencias de Aranzadi, secretario de la Asociación Española de Paleopatología y subdirector del Instituto Vasco de Criminología. Sin embargo, Telecinco ha presentado hoy en sus informativos al ser como un pequeño alienígena y ha llegado a decir que su ADN no es humano, algo de lo que me he enterado gracias a Gustavo Vázquez, miembro del Círculo Escéptico. Es lo que se sostiene en Sirius, un documental que se estrena en Los Ángeles el 22 de abril, Steven Greer, un médico estadounidense que afirma que “hay civilizaciones extraterrestres que están queriendo tomar contacto con nosotros de forma pacífica, pero aún no ha habido nadie que haya contestado. Los extraterrestres nos llaman, pero nadie contesta”. Activo exopolítico, dice que a los humanos nos crearon en un laboratorio alienígena.

Conocido en Chile como el Extraterrestre de La Noria -por la localidad en la cual se encontró-, el Feto, Cochayuyo y el Alien nortino, estamos ante un humanoide cabezón de unos 15 centímetros de altura. Fue desenterrado en el invierno de 2003 por el saqueador de yacimientos arqueológicos Óscar Muñoz en el antiguo poblado de La Noria, en el desierto de Atacama. Poco después, se lo enseñó a un joven fotógrafo y empezó el negocio. “Según Mario Pizarro, representante de Aion (una organización ufológica) en la zona norte, hay gente que está dispuesta a pagar hasta 80 millones de pesos (unos 113.000 euros) por la criatura. Asimismo, el propietario del esqueleto cobra 500.000 pesos (860 euros) por permitir tomarle una foto y 750.000 por dos imágenes”, contaba Camilo Aravena Arriagada en el diario La Estrella de Iquique el 19 octubre de 2003. El periodista indicaba que un científico le había dicho que se trataba de un feto humano.

Eso mismo sospechaba entonces el ufólogo chileno Rodrigo Fuenzalida, quien no pasaba por alto que la criatura había sido desenterrada en las inmediaciones de un cementerio y bajo tierra había estado envuelta en una tela blanca. “Tras observar de cerca la pequeña figura, logré apreciar algo que parecen ser restos del cordón umbilical, y es notorio un fuerte golpe en la zona parietal izquierda, que pudo haber desencajado el cráneo dándole la forma tan sorprendente que presenta actualmente. Este tema responde más a un enigma al que deberán dar respuesta profesionales del área de la medicina o la biología, ya que no se trata de un caso ufológico ni tiene relación alguna con seres extraterrestres”.

El estudio del espécimen

El forense Francisco Etxeberria examinó el espécimen el 24 de febrero de 2007 por encargo de Ramón Navia-Osorio Villar y Jaume Ametller Viñamata, del Instituto de Investigación y Estudios Exobiológicos, una veterana organización ufológica española que acabó adquiriendo la criatura. El científico concluyó en el informe que se trata de un “cuerpo momificado con todas las características humanas propias de un feto. El cuerpo tiene una longitud de 14 centímetros y presenta todas estructuras y conexiones anatómicas normales en cabeza tronco y extremidades. En toda la superficie corporal muestra el tegumento propio de la piel que consolida las estructuras de partes blandas y los huesos”.

“En su conjunto, la proporcionalidad de las estructuras anatómicas (esqueléticas y de partes blandas), el grado de desarrollo de cada uno de los huesos y su configuración macroscópica, permiten interpretar, fuera de toda duda, que se trata de un feto humano momificado completamente normal. La longitud de las clavículas es de unos 15 milímetros y la de los fémures de unos 20 milímetros. Tanto por la longitud total del cuerpo como por las longitudes de estos huesos, se puede estimar que se trata de un feto con una edad de gestación próxima a las 15 semanas”, dictaminó Etxeberria. Y añadió que, “con el nivel de análisis realizado, no nos resulta posible establecer si este feto momificado es resultado de un aborto espontáneo o provocado” ni era posible precisar su antigüedad.

A Navia-Osorio, sin embargo, no le convenció el dictamen del experto. “No tenemos pruebas concluyentes que determinen la naturaleza del espécimen. En este proceso, las personas más indicadas para saber si es o no feto son las madres que han tenido hijos, pues a todas a las que hemos preguntado han dicho que es imposible que eso sea un feto. Me fío más de las madres, que de aquellos otros que por miedo dicen lo que no piensan. Y así, poco a poco, se va escribiendo la historia, naturalmente toda falsa”, escribió en un artículo publicado en la revista Espacio Compartido (Nº 50). El razonamiento sobre las madres es puro delirio. Lo más sorprendente, sin embargo, es que el texto incluía el informe de Etxeberria, que es concluyente. ”Es un disparate”, me ha comentado el forense vasco hoy después de ver lo que están contando las televisiones de medio mundo. Ahora mismo, el científico está en Chile para intentar aclarar la muerte de Pablo Neruda.

En las próximas semanas, Steven Greer venderá su montaje a medio mundo, como en 1995 hizo el productor televisivo Ray Santilli con la infame autopsia de Roswell. ¡Están avisados!

(FUENTE: blog.elcorreo.com)

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