lunes, 24 de septiembre de 2012

Los 35.000 exorcismos


Hermes Cifuentes, el hermano Hermes, tiene por oficio expulsar demonios en su santuario de La Cumbre, en el colombiano valle de Cauca. Este laico de 50 años, cristiano devoto y cumplidor, dice haber arrancado de las entrañas de sus paisanos 35.000 demonios y diablos en sus 30 años como exorcista. «Todos son malignos, no hay ningún diablo bueno», dice. «Belcebú tiene una legión de espíritus malévolos, cada uno con su tarea asignada... es como nuestro presidente de la República, que tiene ministros, embajadores y congresistas», describe a este periódico por teléfono desde su sede, en la llamada Espiritual Hermandad de la Luz.

Hasta allí acuden legiones de «poseídos por la magia negra y los espíritus» que se ponen en sus manos tras pasar por su consulta y previo pago de 450.000 pesos (unos 225 euros). El hermano Hermes los saca al campo, los viste con hábitos blancos, les tizna el cuerpo con barro volcánico negro y los entierra en un hoyo practicado dentro de un círculo cabalístico trazado con tiza, velas y huevos frescos. A algunos les coloca una venda en los ojos o les tapa la boca. A todos les ciñe a la cabeza un rodete de mimbre o una corona de ramas de cedro sobre la que sitúa verdes limas. Luego trata de averiguar el nombre del demonio en cuestión, para atemorizarlo con oraciones y conjuros, y procede finalmente a la aspersión del agua bendita para mandar lejos de su huésped al leviatán.

«No descanso nunca. Cada día atiendo a seis o a siete personas. Es un trabajo agotador, cierto. Los sacerdotes católicos no están de acuerdo con estos exorcismos, no señor. Ni lo estarán. Dicen que es brujería. Brujería, yo que les he visto bendecir las armas con las que nos mandaban a la guerra en Colombia. Pero conmigo, las personas quedan curadas, los enfermos sanan», protesta, recién desembarcado de un 'reality' de la televisión argentina donde concursó. «Ahora mismo acabo de sacar un diablo a una mujer que llevaba 17 años padeciendo desmayos y convulsiones. Soy feliz, así sigo los pasos de mi padre que fue clarividente y exorcista». A eso se le llama continuar con la tradición familiar.

(FUENTE: hoy.es)

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