sábado, 31 de marzo de 2012

Película sobre vidente de Villa Alemana muestra el montaje político detrás del caso



No existe la ley que diga que los recursos de última hora son una trampa o un pasaje al fracaso. Antes de comenzar el rodaje de La Pasión de Michelangelo, por ejemplo, hubo al menos cuatro meses en que los responsables de la película contaron con otro actor en el rol central, el de Miguel Angel Poblete, el supuesto vidente de Villa Alemana.

"No funcionó muy bien. Así es que ampliamos el casting hasta Valparaíso y desde allá llegó este muchacho, Sebastián Ayala, quien cursaba los primeros años de Teatro en la Universidad de Valparaíso. Acertamos, porque inmediatamente se apropió del personaje e incluso logró esa voz femenina tan característica de Miguel Angel", cuenta Esteban Larraín, realizador de La Pasión de Michelangelo.

La cinta es una recreación del episodio que entre 1983 y 1988 protagonizó Miguel Angel Poblete, el joven que decía ver a la Virgen y que logró en su momento congregar hasta 100 mil personas, en el cerro El Membrillar de Peñablanca.

El filme, uno de los más caros rodados recientemente en el país, tuvo un costo cercano a los 800 mil euros, equivalentes a poco más de un millón de dólares, aproximadamente. "Quisimos hacer la película en celulouide, no en video. Eso también sube los costos. Por otro lado, hay bastante utilización de extras, aunque al final siempre nos faltaban. Fue muy difícil lograr, por ejemplo, que 50 ó 100 personas lucieran como 100 mil. Y a veces no llegaban al rodaje: en muchos casos trabajaban en forma voluntaria. No les podíamos pedir más", agrega Larraín.

En el largometraje intervino la misma empresa argentina de efectos especiales que recreó las multitudes en las escenas masivas de estadio de El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella.

El estreno está planeado para el 2 de agosto, lo que le concedería el estatus de ser una de las primeras cintas locales a exhibirse en el segundo semestre. Una semana después, de acuerdo con las fechas que ahora se manejan, se lanzaría a salas No, el largometraje de Pablo Larraín con Gael García Bernal.

Según explica Esteban Larraín, existe intención de enviar la película a festivales y, sin ir más lejos, él mismo fue invitado por Cannes en 2008 para hacer una "residencia" (ayuda en la escritura de guión y preparación) por La pasión de Michelangelo.

Política y apariciones

Uno de los principales postulados de La pasión de Michelangelo es la exhibición de las supuestas escenas de videncia religiosa como parte de un montaje manejado por las autoridades de Pinochet. A Larraín también le interesaba mostrar los fenómenos de congregación de masas que provoca la creencia religiosa y, por cierto, la crisis de fe que afecta al padre Ruiz-Tagle, un sacerdote jesuita encarnado por Patricio Contreras.

El es el enviado por las autoridades eclesiásticas a investigar el caso. Y lo mandan con el objetivo ingenuo de que borre sus propias dudas. Con lo que se encuentra, sin embargo, es con un caso de exhibicionismo que poco y nada tiene que ver con milagros verdaderos. No como los que certifica la Iglesia por lo menos. La Virgen de Peñablanca no es Fátima ni Lourdes ni la de Guadalupe.

"La Iglesia, en esos años, no consideró viable el caso. Hay informes eclesiásticos que incluso vinculan las apariciones de Peñablanca como ligadas al gobierno de Pinochet", dice Larraín, quien especifica que, en ese tiempo, el vicario de la Familia, Jaime Fernández, fue el encargado de desestimar el caso. Algunas escenas, además, exhiben humaredas artificiales provocadas por militares para simular figuras religiosas en el aire.

Junto a los personajes representados por Contreras y Ayala, en la película también tienen una dimensión de peso el sacerdote de pueblo que conduce las supuestas apariciones de la Virgen (Aníbal Reyna, que a última hora reemplazó a Luis Alarcón), un vendedor de vírgenes de yeso (Luis Dubó), un fotógrafo local (Roberto Farías) y su esposa (Catalina Saavedra). La mujer no puede tener hijos y le pide a la Virgen de Peñablanca el milagro del hijo que no llega.

También, en un rol sombrío, interviene Alejandro Sieveking, como un funcionario de gobierno siniestro y dedicado a supervisar el montaje. La acción de La pasión de Michelangelo se reduce a cinco meses, contra los cinco años que duró el episodio original de Miguel Angel Poblete.

"Además de acortar el período de tiempo en que transcurre todo, también dejamos fuera material de la propia película. Es por eso que luego habrá una versión de televisión donde se incorporarán más escenas", dice Larraín.

La propia historia de Miguel Angel Poblete se podría dividir en varias partes: en los años 90, ya desacreditado ante la comunidad como vidente , se cambió de sexo y emergió a la luz pública bajo el nombre de Karole Romanoff. Usaba una peluca rubia y llevaba vestidos estampados. Se crió huérfano, adicto al neoprén y fue golpeado en su barrio por pandillas locales. A los 42 años desarrolló una cirrosis hepática que lo liquidó en el 2008. Y eso no está en la película. Como dice Larraín: "Eso, de hecho, sería otra película".

(FUENTE: latercera.com)

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