martes, 6 de septiembre de 2011

400.000 españoles están en más de un centenar de sectas



Han cambiado la túnica por el traje y la corbata, han modernizado su mensaje y lo han desprovisto de viejos tópicos, pero su objetivo es el mismo: dominar al individuo y obtener su dinero y poder. Las sectas han crecido en España al tiempo que la crisis ha disparado el paro, la desigualdad y la desesperación de muchos ciudadanos. 

Actualmente en España operan al menos 100 grupos sectarios, "a los que se les podrían sumar otros 40 que no están claros del todo", según los datos facilitados por el psicoterapeuta Miguel Perlado, especialista en la materia y miembro de la Asociación Internacional de Estudios Sectarios (ICSA). Los expertos calculan que hay cerca de una veintena de grupos más que antes de la crisis. 

Se estima que unas 370.000 personas –el 0,8% de la población– están sometidas por alguna de estas organizaciones. Ofrecen una esperanza a quien la ha perdido, disfrazados de grupos del ámbito de la salud (sanadores, curanderos), la autorrealización, la moda New Age... Su influencia es sutil, trabajan en red y aparentemente ya no tienen estructuras tan jerárquicas como en otros tiempos; no captan adeptos en la calle, sino mediante un amigo o un cebo atractivo como un empleo o un tratamiento de salud. 

Para legitimarse, se rodean de legiones de "académicos, universitarios, informes..., todo entornos que minimizan la sensación de riesgo", destaca Perlado. Eso sí, en todas las organizaciones se provoca la falta de libertad del individuo una vez que está dentro de la secta y se le aparta de su entorno. "Rompen con su vida anterior y sin saberse manipulados llegan a creer que están en la situación que desean. Uno solo ve su verdadera situación cuando logra salir", dice Carlos Villagrasa, abogado especializado. 

No hay registros públicos de sectas, pero los expertos consultados por 20minutos señalan entre otras a la Iglesia de la Cienciología –condenada por estafa en Francia y acusada en Bélgica–, a los Testigos de Jehová, al Movimiento Gnóstico, a Nueva Acrópolis e incluso al Opus Dei. "Es la única obra donde no hay obreros. El perfil de sus adeptos es el de personas poderosas, pero veo clarísimo que es una secta", opina Villagrasa. 

El satanismo, en alza 
El satanismo, si bien minoritario, lleva años incrementándose en España. Los Cuerpos de Seguridad del Estado tienen localizadas al menos 61 sectas de este tipo, un 35% más que hace 10 años y casi el doble que hace 20. Reunirían a más de 150.000 personas, según fuentes policiales. Sacrificios de sangre, robo de cadáveres, ritos sexuales, magia negra, vudú, canibalismo, extorsiones y acoso a los adeptos son más frecuentes de lo que parece. 

Apenas hay sentencias judiciales contra las sectas en España. El problema: "Prevalece la libertad religiosa y no hay protocolos que midan la incapacidad de estas personas", indica el abogado Carlos Villagrasa. "Los propios afectados dicen al juez que están de acuerdo con su relación", dice. La clave: demostrar que se recauda dinero de la víctima 

"Me decían que la familia era algo tóxico"
Lara (nombre ficticio) contactó con una secta, sin saberlo, "cuando tenía 21 años", estudiaba en la universidad, lejos de su familia. Un amigo le habló de una terapia de crecimiento personal y decidió probar. Allí le dieron confianza y ligaron todos sus problemas a su familia. Para ellos era algo "tóxico y enloquecedor" de lo que tenía que librarse. "Me dijeron que fuera a casa de mis padres para decirles que yo ya era libre..., llegué a casa, me quité la ropa, la tiré al suelo (...), mi madre no paraba de llorar", recuerda.

Acabó convencida de que solo quería ser terapeuta de ese centro y aceptó incluso trabajar sin cobrar "colgando carteles, limpiando el WC...". Sus padres recurrieron a un psicólogo especializado. Pese a que fue un duro golpe –"todo lo que había creído se me venía abajo"–, logró salir de allí. 

(FUENTE: 20minutos.es)

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