sábado, 30 de julio de 2011

Una universidad forma a los nuevos sabios aymaras en Bolivia



Ubicada en el Alto, la Universidad Tawantinsuyo instruye a sus alumnos en ceremonias ancestrales de matrimonio y los prepara para llamar a los espíritus del más allá para bendecir y guiar la vida terrenal.

El amauta Yauri Chambi, docente en la Universidad Tawantinsuyo, que forma a nuevos sabios aymaras en Bolivia, asegura que "la quinua es una planta sagrada que alimenta a vivos y a muertos y permite leer el destino".

Chambi le da clases a una docena de sus alumnos sobre amuletos en ese centro de estudios ubicado en el Alto, una ciudad-dormitorio de La Paz, a 3.800 metros de altura. Le enseña a un grupo de futuros amautas (sabios andinos) que oficiarán las ceremonias ancestrales de matrimonio y llamarán a los espíritus del más allá para bendecir y guiar la vida terrenal. Son 12 personas de distintas edades, desde los 18 hasta 65 años.

El campesino de 28 años escribe en un pizarrón acrílico la palabra "jupha" (quinua en aymara) y explica que este cereal andino rico en proteínas sirve además como medicina y permite conocer el futuro. Los poderes sagrados de la quinua, los rituales que conlleva, las ceremonias ancestrales, todo eso menciona con hablar pausado a sus alumnos

Chambi habla además del ritual “orqo orqo”, que consiste en arrojar galletas de quinua a los techos de las viviendas y afirma que las piezas de alimento al caer al suelo pueden revelar el futuro. También explica que en la fiesta católica de Todos los Santos, se fabrican figuras de caballo a base de quinua que cargan el “ajayu” (alma) de los muertos.

El amauta dice ser, con ayuda de su abuelo, un autodidacta en el conocimiento del pensamiento andino, fuertemente anclado en la unión de los seres humanos con la naturaleza, y en la visión del animismo, que considera a la tierra, al sol o la luna como dioses.

"Mi abuelo me incentivó a difundir nuestras tradiciones y nuestra cultura", explicó el profesor, vestido de pantalón claro y con un suéter lila y en el pecho una bandera “wiphala”, el ajedrezado y multicolor símbolo indígena.

Chambi dedica el resto de su clase a las “illas” (amuletos), mientras los alumnos mastican hojas de coca. En el salón, todos se dirigen unos a otros como "hermanos", se agradece con un “jallalla” (salud, en aymara), al maestro se le conoce como “kamayu” (responsable de que la siembra no falle) y al alumno como “ajlla” (escogido para seguir un camino).

Las clases se dictan en aymara, un lenguaje preincaico. Hay cursos sólo los sábados y domingos. Al mediodía todos comparten un almuerzo común, un “apthapi” o buffet de alimentos andinos, como papa, “chuño” (papa seca), habas y queso frito.

La Universidad del Tawantinsuyo (UTA) se potenció en 2005 con la llegada del presidente Evo Morales al poder para la formación de indígenas. Allí se enseñan carreras como Turismo Indígena, Ciencias de la Educación Indígena, Historia, Lingüística Aymara y Teología y Filosofía Indígena.

Se forman, por ejemplo, operadores de turismo con énfasis en la difusión del patrimonio cultural y de los valores ancestrales indígenas. Los alumnos toman clases durante cinco años y reciben títulos de licenciatura. Los amautas se gradúan, por ejemplo, como "licenciados en teología y filosofía indígena".

En la creación de esta universidad participaron una docena profesionales indígenas en distintas áreas, egresados principalmente de la estatal Universidad de San Andrés de La Paz, para "impulsar una corriente propia de pensamiento que tenga como referencia los saberes ancestrales", aseguró su fundador, Germán Choque, conocido como “Inka Chuquiwanka”.

La Universidad funciona en El Alto, en dos edificios de tres pisos en alquiler que antes pertenecieron a un colegio privado. En la fachada, un dibujo representa una pirámide de la cultura tiwanakota y en su interior, en pasillos y ventanas, hay algunas “wiphalas”.

La UTA, que actualmente tiene cerca de 700 estudiantes, registra una tasa de finalización de los estudios de 10% a 20% del alumnado. El costo semestral es de 340 bolivianos (unos 49 dólares).

(FUENTE: observadorglobal.com)

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