martes, 10 de mayo de 2011

China censura tramas de supersticiones, reencarnación y viajes en el tiempo



Famosas películas fantásticas como «Regreso al futuro», «Terminator» o «Star Trek» ya no podrán verse en la televisión china. En su última oleada censora, tras detener al artista Ai Weiwei y docenas de disidentes, el autoritario régimen de Pekín le ha declarado la guerra a la imaginación y la ciencia-ficción.

Tras la proliferación de este tipo de filmes y series en las cadenas chinas, la Administración ha prohibido un puñado de tramas que incluyen los viajes en el tiempo, la reencarnación y las supersticiones feudales. «Los productores y guionistas están tratando temas históricos muy serios de forma frívola, lo que no se puede consentir más», justificó el Gobierno chino su veto, que se aplicará a todas aquellas películas que incluyan «fantasía, viajes en el tiempo, recopilaciones de historias míticas, tramas extrañas y técnicas absurdas que propaguen supersticiones feudales, el fatalismo, la reencarnación, lecciones morales ambiguas e incluso una falta de pensamiento positivo».

En su lugar, el régimen propone a los productores y directores que «sigan el espíritu central del Partido Comunista de China para celebrar en televisión su 90 aniversario», que se conmemora el próximo 1 de julio y será recordado con series y documentales debidamente adoctrinados por la propaganda.

¿Significa eso que a las autoridades chinas les ha entrado un arrebato de neorrealismo? No lo parece a la vista de la programación de sus decenas de canales, donde abundan programas de entretenimiento, y telenovelas que ensalzan la lucha de los guerrilleros comunistas y series policíacas donde no se menciona ni de pasada la corrupción rampante ni la creciente represión política. Con los telediarios convenientemente filtrados por la censura para emitir solo noticias positivas sobre el imparable crecimiento económico, la parrilla china es una versión post-comunista y edulcorada del «pan y circo» con que los emperadores apaciguaban a las masas en la antigua Roma. En este sentido, el régimen también ha prohibido las vallas publicitarias de marcas lujosas que promocionen un estilo de vida «hedonista, lujurioso y basado en la adoración de productos extranjeros». Una nueva contradicción para un país que, después de tres décadas de apertura al capitalismo, pugna con Japón por ser uno de los principales mercados mundiales del lujo, pero donde cada vez hay mayores diferencias entre ricos y pobres.

(FUENTE: abc.es)

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