sábado, 26 de febrero de 2011

¿Paralizado por una presencia maligna?



¿Alguna vez has despertado de repente y te ha entrado el pánico porque no puedes moverte ni respirar? Sientes que algo muy pesado te oprime el pecho y notas la presencia de algo maligno en tu habitación. Y te da miedo, porque recuerdas que no es la primera vez que te ocurre…

Pues calma, que sólo has experimentado un episodio del síndrome de la Vieja Bruja (Old Hag Syndrome). El nombre viene de la creencia supersticiosa de que las brujas se sentaban sobre el pecho de sus víctimas durmientes para sofocarlas sin que se pudieran defender. Es evidente que esta explicación no convence a nadie en estos tiempos, pero los síntomas del fenómeno llevan a muchas personas a creer que han sido víctimas de una fuerza sobrenatural, ya sean fantasmas, demonios o extraterrestres.

Lo más aterrador de esta experiencia es que la persona se siente paralizada. Esta sensación de no poder defenderse es lo que desatada el terror. Muchas veces a esta angustia se le suma un extraño olor, el ruido de pisadas, la aparición de sombras raras, ojos que brillan en la oscuridad y esa opresión en el pecho que ahoga. El efecto apenas dura segundos, pero sus víctimas lo sienten como una eternidad. Y luego se quedan perplejos al comprobar que en su habitación no ha pasado nada.

Este fenómeno se viene registrando desde tiempos muy antiguos. Actualmente sabemos que le ocurre a un 15% de la población adulta en el mundo, por lo menos una vez en la vida. En el siglo II, el médico griego Galeno se lo atribuía a la indigestión. Hoy la ciencia llama a este acoso de la bruja parálisis del sueño o hipnagogia. Esta situación se presenta cuando el cerebro está transitando entre el estado profundo del sueño (REM, por sus siglas en inglés) y el despertar. Durante el REM, el cerebro ha apagado la mayoría de sus funciones musculares para que no podamos intervenir en las escenas que estamos soñando. Imagínate el peligro que correríamos cuando soñamos que alguien nos persigue para matarnos. Pues hay ocasiones en que nos despertamos cuando el cerebro no ha terminado de desconectar esta fase y por eso sufrimos estas alucinaciones.

A pesar de que todavía no hay conclusiones científicas, se sabe que el fenómeno se da más cuando la persona está acostada boca arriba y ha dormido poco o está muy estresada. Es más común entre personas que sufren de ansiedad, desórdenes bipolares o consumen ansiolíticos (tranquilizantes). En un estudio reciente se descubrió que el 35% de las personas estudiadas también tenían un historial de sufrir ataques de pánico al despertar, los cuales no están relacionados con el síndrome de la Vieja Bruja.

De todas formas, si te vuelve a ocurrir, intenta mover aunque sea un dedo. Así romperás el efecto inmediatamente y te evitarás la angustia. No hay nada que temer. No se trata de un fenómeno paranormal. Seguro que esa vieja bruja apretándote el pecho no es otra cosa que la ansiedad de vivir en este mundo lleno de estrés.

(FUENTE: elnuevodia.com)

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