martes, 23 de noviembre de 2010

La niña de "El exorcista" estaba enferma, no poseída


En 1973, William Friedkin relata en su película el caso, basado en la novela homónima de William Peter Blatty, de una niña de doce años de edad que comienza a experimentar violentos cambios de personalidad que ni la ciencia ni la psiquiatría pueden explicar. Curiosamente, en el libro el protagonista es un niño, lo que nos lleva a hacernos la primera pregunta que trasladamos a Josep Dalmau.

"Esta es una enfermedad que padecen en mayor grado las chicas entre los 14 y los 20 años; también hay casos de chicos pero la prevalencia se da en mujeres. Este dato y el conjunto de síntomas que se describe en la película dejan claro que Friedkin se basó no solo en la novela de Peter Blatty sino en casos conocidos de esta enfermedad. Obviamente en el film hay parte de ficción pero puedo asegurarle que muchos casos tratados de Encefalitis por anticuerpos, presentan síntomas muy similares a los que vemos en la película como torsiones corporales muy forzadas y "desestructurando el lenguaje" hasta el punto que éste se convierte en incomprensible, lo que puede darnos la sensación de que hablan idiomas extraños, aunque no es así"

Esta patología se debe al ataque de unos anticuerpos a proteínas neuronales "cruciales" provocando éste aparatoso trastorno que históricamente ha sido confundido con un cuadro de esquizofrenia e incluso con posesiones diabólicas ya que son frecuentes en estos pacientes alucinaciones visuales, conversaciones imaginarias por teléfono, visiones de muertos, certeza de posesión de la verdad absoluta, retorcimientos espectaculares con el cuerpo que desembocan en crisis epilépticas y movimientos anormales de boca, cara y brazos. Así mismo es coincidente en estos pacientes el convencimiento de que tienen contacto directos con Dios, hasta el punto de que el Dr. Dalmau nos contaba el caso de una paciente suya que "llegó a comprarse una videocámara para grabar sus conversaciones con Dios y así poder demostrarme que eran reales".

En el año 2005 este grupo de investigadores empezaron un trabajo que, finalmente, le ha "quitado" todo el misterio a la dolencia, provocada por anticuerpos que atacan a proteínas situadas en la superficie de las neuronas y en sus puntos de conexión (sinapsis).

Dalmau nos explicaba que "la función de éstas proteínas es crucial por ser las encargadas de los circuitos del cerebro, la memoria y el aprendizaje, y la alteración puede ser tratada con inhibidores de los citados anticuerpos. A diferencia de lo que se creía, el origen no es vírico y la identificación de los anticuerpos permite un correcto tratamiento. De hecho, los enfermos con este tipo de encefalitis se curan en el ochenta por ciento de los casos. Hay que señalar que la espectacularidad del trastorno suele confundir a las familias de los enfermos que, convencidos de que una droga es la causante del espeluznante trastorno, llevan a su enfermo a urgencias, donde las pruebas descartan que se trate de una sustancia estupefaciente. De esta manera, los familiares inician un calvario de idas y venidas al hospital, al psiquiatra, incluso al sacerdote exorcista, y estos enfermos acaban en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y pasando varios meses ingresados, donde algunos a veces mueren".

Afortunadamente, este trabajo ha servido para realizar un estudio con 400 enfermos, el 80% de los cuales ha logrado una curación completa o casi completa pudiendo retomar sus actividades habituales, aunque "han tardado bastante tiempo en conseguirlo".

La mitad de las enfermas sufría un pequeño tumor en el ovario, benigno pero con tejido nervioso, que iniciaba una respuesta inmunológica en el cerebro y desencadenaba la enfermedad. Esto hizo que en 2005 se centrara la investigación y en 2007 se identificara por primera vez la proteína diana a la que atacaban los anticuerpos.

La descripción de la enfermedad, que ha despertado gran expectación entre la comunidad científica, ha sido presentada en el X Congreso Internacional de Neuroinmunología, que se ha celebrado en Sitges (Barcelona) y en el que han participado un millar de científicos de todo el mundo.

(FUENTE: extraconfidencial.com)

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