La investigación que lleva a cabo el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) para identificar al animal que mató en dos ataques a 12 conejos en una finca en un área remota del barrio Cubuy en Canóvanas no ha concluido.
El sargento Ángel Atienza, del Cuerpo de Vigilantes del DRNA, confirmó ayer que la pesquisa del incidente aún no ha culminado.
Atienza dijo en una entrevista reciente que “generalmente esos ataques los hacen los perros”.
Relató que hace años se reportaron en Lares varios incidentes de muertes de conejos en granjas de crianza de estos animales.
El DRNA instaló cámaras y logró filmar cuando los perros se metían debajo de las jaulas y mordían o arañaban a los conejos, matándolos.
El funcionario no descartó del todo que el autor de las muertes de conejos en Cubuy sea un mono Rhesus, que puede comer pequeños animales y actúa de noche, pero indicó que la experiencia de los vigilantes es que los culpables de estos incidentes son perros.
Opina diferente un investigador
Sin embargo, una persona que trabaja en el gobierno y que entre sus tareas se encuentra la investigación sostuvo que el autor de los extraños ataques en el barrio Cubuy de Canóvanas puede ser un felino.
La persona, que habló bajo la condición de que no se le identificara para evitar conflictos en su área de trabajo, no descartó que el animal que ataca sea un jaguar, lo que hace recordar incidentes pasados como el de la pantera de Caimito, en Río Piedras.
Los ataques en esa comunidad se reportaron en diciembre de 2008, cuando varias personas afirmaron haber visto una pantera negra y se encontraron restos de animales que fueron devorados parcialmente.
El DRNA instaló cámaras en el barrio Caimito y realizó varias búsquedas, pero nunca dieron con la pantera, que era un jaguar de color negro.
Meses más tarde se reveló que el presunto dueño de la pantera, que estaba en una jaula hasta que en un descuido se escapó, la recuperó y mandó a matar.
Marcas de garras
En los dos ataques en el rancho donde se crían conejos en Cubuy se encontraron marcas en la madera que parecían ser garras.
La parte de arriba de las jaulas quedó doblada hacia adentro, entre unas cuatro a cinco pulgadas, pese a ser de un metal duro, como si le hubieran brincado repetidamente encima o un animal de mucho peso se hubiera parado encima.
“Lo que fue tiene mucha fuerza porque arrancó puertas y dobló las jaulas”, dijo el dueño de los conejos, Moisés García, en una entrevista el jueves pasado.
“No creo que fuera un perro. Lo que es, es algo peligroso”, sostuvo el joven de 26 años.
“Los vecinos han reforzado la seguridad en donde mantienen a los animales para evitar un ataque”, señaló García.
Residentes de Cubuy dijeron a El Nuevo Día que en su comunidad han ocurrido otros incidentes de ataques extraños a animales pero ellos han optado por no reportarlo al DRNA.
(FUENTE: elnuevodia.com)
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