miércoles, 31 de marzo de 2010

El misterio de la pintura embrujada de Lalaurie


¿Se pueden crear modernos "objetos malditos"?, probablemente: ejercicios y experimentos de psicotrónica y otras prácticas telepsíquicas han demostrado que en algunas ocasiones algunos objetos "se llegan a cargar de maldad" ó "miedo" y si bien no es la respuesta definitiva a este extraño caso, bien pasa por una hipótesis plausible.

Esta pintura, que representa a la infame señora Delfina Lalaurie -de la cual ya hablamos en un Post anterior-, se llevó a cabo en 1997 en conmemoración al desfile de Mardi Gras de ese año, y encargado al artista Ricardo Pustanio. Nada de extraño tuvo su creación o las razones para ser pintado: "hasta ese momento nunca había yo usado la imagen o el rostro de ella para alguno de mis trabajos", dijo Pustanio.

A Pustanio se lo pidió un residente de la actual Lalaurie House (más conocida en New Orleans como la "mansión embrujada de Lalaurie"); el solicitante quería tener su retrato en su apartamento como una especie de contacto con la historia pasada del edificio. Además de que sería un gran tema de conversación para con sus ocasionales visitas.

Decir que por esto el propietario del retrato de Lalaurie estaba obsesionado con ella está mal, así como pensar que la pintura estaba "maldita", pero desde que se la alojó en la casa, la pintura pareció haber sido acosada por energías invisibles e inquietantes. El residente y propietario empezó a invitar a su apartamento a sus amigos: quería mostrar su preciada obra de arte. Con el tiempo la gente realmente creía que era un cuadro original de la casa. Pustanio la había envejecido a propósito a petición de su cliente.

Así, se empezaron a celebrar las informales sesiones con sus amigos e incluso recibir la visita de turistas e investigadores de lo paranormal, que siempre estaban tratando de echar un curioso vistazo dentro de la mansión embrujada. Para su asombro, la pintura empezó continuamente a caerse inexplicablemente, golpeando el suelo con gran estrépito.

Con el tiempo los residentes de la mansión y el propietario comenzaron a declarar muy asustados porque empezaron a suceder cosas muy extrañas y desconcertante. El propietario del cuadro terminó yéndose de la mansión y dándole el cuadro a otra inquilina. Ella a su vez lo colgó en su apartamento y de inmediato empezó a ser asustada por ruidos extraños y otros sucesos que comenzaron a suceder desde ese mismo día.

La pintura realmente la aterró tanto que optó por buscar a Pustanio y le dio cuadro y se retiró, sin volver la espalda,... no sin antes decirle a Pustanio que los ojos del retrato la seguían y que había escuchado que la pintura "suspiraba". También alegó que el rostro de la Lalaurie se movía, y cambiaba de expresión. Cada mañana, según ella, la pintura aparecía colgada torcida. Ella la enderezaba, y la próxima vez que la vería, la encontraba torcida de nuevo.

Pustanio dijo por su parte que nada extraño le ha pasado a él ni llegó a ver que nada extraño ocurriese cuando se encontraba en su presencia. La pintura de Delphine Lalaurie se encuentra ahora en una colección privada y los nuevos propietarios (que como todos los anteriores, prefieren permanecer en el anonimato), se niegan a discutir acerca de su paradero actual o de cualquier cosa paranormal que sucede en presencia de la pintura.

"He hecho un montón de cosas en mi vida que la gente dice que están encantados"- dice Pustanio-, "yo personalmente no creo que sea así". Tampoco lo que hago atrae fantasmas, o estaba destinada a convertirse en objetos encantados o malditos. Creo que algunas personas más bien "contactan" con el artista porque ponemos las emociones fuertes en nuestras obras . Y esto no es inquietante: básicamente se supone que es precisamente eso: fuertes emociones de los muertos que se manifiestan en una obra"(!).

Pustanio agrega, "por ejemplo, yo hago muñecas vudú, y las botellas de licor para ritos vudú que usan los "Voodooants" locales", y ellos no creen que hayan capturado a los espíritus en las botellas o en los materiales que me dan para su inclusión en las muñecas. Ellos -los espíritus-, nunca me han puesto la carne de gallina o se manifiestan a mí. Quizás algún día yo también voy a tener una experiencia paranormal con algo que hice, y a continuación, voy a cambiar mi forma de pensar".

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