sábado, 23 de enero de 2010

Luego de 60 años, el ritual del misterioso admirador de Poe parece haber terminado


Uno de los rituales más antiguos que se rendían al célebre escritor y poeta estadunidense Edgar Allan Poe parece haber llegado a su fin, cuando el pasado martes 19, día en que se conmemoraban los 201 años de su nacimiento, nadie llegó al cementerio de Baltimore para dejar sobre su tumba un tributo que no había fallado en 60 años: tres rosas y media botella de coñac.

La ausencia del misterioso admirador, conocido como Poe’s toaster (el que brinda por Poe, en español), provocó una reacción de tristeza y desconcierto entre las personas que se dieron cita desde las primeras horas de la madrugada frente a la lápida, quienes de todas formas cantaron Happy birthday al autor y recitaron varias veces fragmentos de El cuervo.

Estaba muy molesto. Esta vez no había indicios de que él vaya a aparecer, dijo Jeff Jerome, curador de la Casa de Edgar Allan Poe, informó este jueves la edición de Internet del diario The Baltimore Sun.

Según Jerome, el brindador llegaba siempre entre la medianoche y las cinco y media de la madrugada, se arrodillaba frente a la tumba y ponía sus manos sobre ella, en una ceremonia corta y sencilla, pero muy conmovedora.

Sin embargo, cuando pasaron de las 5:30 am y nadie apareció para dejar las tradicionales rosas y la media botella de coñac, no le quedó más remedio que informar de la ausencia a las personas que hicieron guardia en los alrededores del cementerio. Y ahí mismo comenzaron también las especulaciones sobre una misteriosa tradición que la gente de Baltimore adora.

Identidad por conocer
“Todo mundo tiene sus teorías sobre lo que pasó. Alguien dijo: ‘tal vez sólo tiene gripa’, o tuvo un accidente en el automóvil”, relató Jerome, en alusión al motivo por el que había faltado el admirador secreto de Poe.

Otra posibilidad que se manejó es que, al ser 2009 el año del bicentenario del natalicio del escritor, el personaje misterioso decidió que esa fecha era la más simbólica para cerrar el ciclo de homenajes.

Uno de los temas que más curiosidad han despertado, además de la propia ausencia, es la identidad del toaster.

El nombre que se mencionó con más insistencia fue el de David Franks, de 61 años de edad, conocido poeta de la zona que tenía fama de bromista y que falleció la semana pasada.

Además de él, se habló también de un anciano de 92 años y de un padre de familia y sus hijos, quienes querían adjudicarse la autoría del personaje, aunque después se comprobó la falsedad de sus declaraciones.

En uno de los comentarios a la nota del Baltimore Sun, un lector afirmó que el admirador en realidad era una mujer: Ruth Lilly, quien habría muerto el 30 de diciembre de 2009.

Deberíamos sentirnos honrados de haberla tenido con nosotros por 94 años. Ella es la verdadera Santa Patrona de la Poesía. Descanse en paz, señora Lilly. ¡Qué maravillosa tradición inició!

Sin embargo, parece que lo más atractivo del toaster es, justamente, que su identidad nunca sea conocida.

Jeff Savoye, de la Asociación en Recuerdo de Poe, dijo haberse cruzado un día con una figura vestida de negro que caminaba hacia él, con el rostro cubierto.

Si hubiera descubierto el misterio, la ira de la población caería sobre mí, dijo Savoye, quien afirmó que por cada curioso en busca del dato correcto, hay 20 personas más que le dirían Ni te atrevas, en referencia a la protección del ritual.

Como sea, Jeff Jerome anunció que piensa esperar a que el o la visitante de la tumba de Poe aparezca, al menos hasta 2012. Si después de dos años no lo hace, creo que podemos asumir con seguridad que el tributo ha terminado.

(FUENTE: lajornada.unam.mx)

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