La fiesta de las miniaturas, como parte de la tradición andina, en la provincia de Azángaro forma parte también de la tradicional Festividad en Honor al Niño Jesús, razón por la que el diosecillo de la abundancia (Ekeko) es reverenciado por propios y extraños que visitan la tierra de los Aswan Qharis.
Tradición
Cientos de creyentes y místicos ciudadanos madrugan en las primeras horas de hoy 26 de diciembre hacia la cima del cerro “Choquechambi”, allí los creyentes en el diosecillo andino, llenos de esperanza de convertir sus sueños en realidad, proceden a construir casitas de piedra y cuando se asoma a rayar la aurora invocan a Dios para que se haga realidad. Según aseveraciones de los antiguos esta tradición la habría propiciado el conjunto de los “Zampoñistas del Barrio Vilcapaza”.
Significado
Para muchos concurrir a esta fiesta de miniaturas se convierte en una mera diversión de adquirir artículos por demás miniaturizados y pasar un día de esparcimiento, para otros significa resaltar y explorar la divinidad de un pícaro personaje y ficticio que se apodera de la mente y el corazón de muchas personas; sin embargo, para otros es el encuentro con un verdadero Dios que llena de fortuna la vida familiar.
Propósito comercial
Desde las faldas del cerro Choquechambi, a lo largo de la travesía de las catorce cruces que conducen hasta el Calvario que se encuentra en la cima del cerro, los concurrentes se tropiezan con hechiceros, curanderos y sabios yatiris que ofrecen pronósticos, presagian suertes e invocan prosperidad a quienes de corazón se entregan al Ekeko.
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