jueves, 5 de noviembre de 2009

Autoestopistas fantasmas (21), La Dama de Blanco-I


Damas de Blanco hay en toda España y en todo el mundo, apareciendo siempre en las carreteras oscuras, y en lugares solitarios, a altas horas de la noche, cuando los faros, los reflejos y el cansancio hacen ver cosas inexplicables, la sugestión o simplemente presencias retenidas en el lugar, y que conocen como leyendas urbanas,… o como mitos que se hacen realidad,...

Esta versión de la leyenda está situada entre Las Rozas y El Escorial, en lo que se llamaba la carretera de las farolas.

A finales de los setenta principios de los ochenta, un matrimonio iba con su joven hija por dicha carretera, la luz de la luna alumbraba la calzada. En una de las zonas más oscuras antes de llegar a la carretera de las farolas unos jóvenes aparecían en la cuneta, el padre paró su coche, para ver si necesitaban ayuda, estos los amenazaron con sendas pistolas, y los mataron; a la chica la violaron, hasta dejarla mal herida. En esa noche la pobre niña arrastrándose hasta la carretera, ensangrentada, como con un último respiro llego hasta la calzada, pero al no pasar nadie por esa zona murió, sin ninguna ayuda.

A las pocas horas el cadáver fue encontrado por un camionero el que dio aviso por radio a otros compañeros y ya avisaron a la Guardia Civil. (Como siempre del suceso, de la llamada y los testigos, no se sabe nada más después)

A los pocos días unos jóvenes iban a las fiestas de Las Rozas cuando vieron a una joven andando sola por medio de la carretera, ella se quedaba fija mirando los coches, con su tez blanca, con su cara de pánico buscando a sus asesinos, en varias ocasiones varios coches se pararon a ver si necesitaba ayuda, siempre las noches de luna llena, y ella sin decir ni palabra solo les miraba con su tez blanca, su pelo negro lacio pegado a los hombros, con sus labios amoratados, los testigos describen como que al pararse a su lado, un soplo de aire frío se apodera del vehículo. Y cuando arrancan y se van comprueban que cuando miran por el espejo ahí no hay nadie, el miedo les invade y aceleran para huir de ahí lo antes posible, esto puede ser peligroso. Otros conductores hablan de haber esquivado a una mujer casi provocando un accidente para comprobar que luego no hay nadie cuando frenan.

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