sábado, 26 de septiembre de 2009

Lugares embrujados de España: El edificio de Hacienda de Vitoria


Es sabido que los edificios viejos están llenos de historia, muchas vidas pasaron por ellos antes que nosotros siquiera hayamos asomado la nariz a este mundo. Pero así como quedan registros de lo que antiguamente en esos lugares sucedió, la esencia pura de quienes alguna vez habitaron y murieron en estos inmuebles muchas veces queda prendida de ellos y no quiere abandonarlos.

Tal es el caso del antiquísimo edificio de la Hacienda de Vitoria en España ubicada en el centro de Gasteiz y sobre la calle Olaguíbel, que además de cobijar a los empleados estatales también es refugio de un ser incorpóreo al que cariñosamente se denomina Andresito, el niño fantasma del palacio de Hacienda.

La historia se remonta hace siglos atrás cuando esta sobria edificación fue construida sobre el terreno y ruinas pertenecientes al convento de San Francisco del año 1200, demolido en la década del 30. El único recuerdo que quedó en pie de este santo lugar fue un arco de piedra en la parte trasera del terreno.

Al parecer este cambio en el entorno alborotó las almas que allí descansaban, las que comenzaron a manifestarse juntamente con el trabajo de la nueva edificación. Tanto los obreros de la construcción como los visitantes y empleados que tiempo más tarde ingresaron al edificio de Hacienda han sido testigos de hechos que van más allá de todo entendimiento y literalmente ponen los pelos de punta.

El relato más frecuente es la risa de un niño que no está allí, el rebotar de una pelota, correteos y ruidos extraños en sitios donde no hay nadie. Los espectadores principales de estos sucesos paranormales fueron los guardias de seguridad que trabajaban en el turno noche, cuando la tranquilidad que suponen las sombras se veía interrumpida por espeluznantes apariciones…

entre las historias y testimonios que se cuentan se hallan las siguientes: psicofonías grabadas en el segundo piso, que recogen risas y la algarabía típica de las horas de recreo.Supuestas grabaciones en video en las que se ve la figura de un niño ataviado con una túnica; cosas que cambian de lugar y muebles que se mueven o que se encuentran tumbados sin que nadie haya tenido acceso a las salas donde se encuentran.

Manchas y figuras extrañas que aparecen en lámparas y en distintos lugares,... toda una colección de fenómenos paranormales. hasta 1991, los testimonios más abundantes se daban por parte del personal de vigilancia, "...Hubo testimonios sencillos como la puerta supuestamente cerrada que aparecía abierta, o la lámpara apagada que aparecía encendida, pero los sucesos continuaron" -nos cuenta Enrique, vigilante de esa época-, una noche de 1994, un vigilante que se encontraba en el puesto de control vio dos figuras bajando las escaleras: un hombre de edad avanzada y un niño, ambos cogidos de la mano. Después de darles el alto y decirles que no podían estar ahí, el vigilante optó por ir a pedir ayuda a la cercana comisaria, ya que los intrusos no le respondían ni le prestaban menor atención. De vuelta, el vigilante y los agentes registraron el recinto sin encontrar al abuelo y su nieto. Según el vigilante, era imposible que hubiesen abandonado el lugar pues se hallaba cerrado por completo.

Cansados de tantas historias, los responsables de Hacienda estatal optaron por eliminar la vigilancia y se dio paso a la tecnología.

La imagen del niño se ha seguido apareciendo en numerosas ocasiones, en habitaciones y corredores, pero inexplicablemente, los funcionarios que aseguran haberlo visto jamás aportar nada sobre sus rasgos físicos ó indumentaria,... es decir, nada que pudiese identificarlo en una época concreta de la historia.

Otros testimonios, que su patio trasero da a las ruinas del convento de San Francisco, revelan que han oído a un niño que rebota su pelota contra la pared, pero al asomarse no han visto nada. También existe el relato de una vecina que al levantarse por las mañanas, veía a un grupo de monjes recitando cánticos en su sala,...

El edificio en cuestión, en el cual los funcionarios han pasado a denominar la fantasmas del niño como "Andresito", a pasado a "serle en propiedad" de cierta forma: en la jerga del funcionariado, hoy se le conoce como "el edificio de Andresito".

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