sábado, 22 de agosto de 2009

El enigma de las calaveras de cristal


Las enigmáticas calaveras de cristal y su misteriosa historia son, de lejos, el Oopart (Objeto fuera de tiempo), más famoso, y a la vez, más enigmático de todos. Las calaveras de cristal están cortadas con la forma de una calavera humana, varían en forma, tamaño y tipo de cristal. Algunas son auténticas, talladas por los mayas y otras culturas, mientras que la mayoría que podemos contemplar en la actualidad, fueron talladas recientemente.

Los lugares en que se han hallado estos objetos están ubicados generalmente en Centroamérica, especialmente en ruinas aztecas y mayas, aunque han habido noticias y rumores de posibles hallazgos en Suramérica, pero no han sido confirmados al 100%.

Además de asombrarnos con la forma en que fueron talladas, o la incapacidad para determinar como lo hicieron, existen afirmaciones de que a su alrededor se producen fenómenos inexplicables y extraños.

La más conocida de estas calaveras, así como la más misteriosa es el denominado “Cráneo del Destino” o “Calavera del Destino”(Skull of doom”, en inglés), descubierta por Mitchell-Hedges. Tiene características muy similares a la de una verdadera calavera humana, como dientes y una mandíbula con movimiento. Hasta ahora no se ha logrado determinar la forma en que fue tallada, ya que se trata de un trabajo imposible de realizar por los más talentosos escultores de su época.

Fabricada con cristal puro de cuarzo, tanto la mandíbula como el cráneo provienen de la misma roca. Exceptuando pequeñas anomalías, es anatómicamente perfecta, posiblemente la representación de un cráneo femenino debido a su pequeño tamaño, 12,7 cm. de altura, mientras que su peso es de 5 kg.

Tantos los prismas ubicados en la base, como las lentes pulidas a mano de los ojos, se combinan para producir un brillo muy intenso. El cráneo, perfectamente tallado en cristal de roca, presenta un alto grado de dureza (siete sobre diez, en la escala de Mohs), de lo que se deduce que sólo mediante fundición del mineral y utilizando un molde, el tallado con otras piedras preciosas de igual o superior dureza (como el diamante) o un laser podría obtenerse algo parecido. Pero los mayas no poseían la suficiente capacidad técnica como para enfrentarse a semejante empresa.

Fue el explorador británico F.A. Mitchell-Hedges quien afirmó que fue desenterrada por su hija, Anna, en 1924, durante una expedición realizada en las ruinas mayas de Lubaantum, Belize, mientras buscaban huellas de la Atlántida, en uno de los templos, tras mover unas grandes piedras que cubrían un altar.

En 1970 la familia Mitchell-Hedges entregó el cráneo a los laboratorios de Hewlett Packard para su estudio, en los cuales pudo comprobarse que el cristal fue tallado en contra del eje natural del cristal, a pesar de que los modernos escultores no lo harían, porque esto provocaría la rotura de la pieza de cuarzo, ni siquiera utilizando la tecnología láser, ya que tendría idénticos resultados sobre el cristal. Otro de los hallazgos sorprendentes consistió en que no hallaron evidencia ni rastros de que se hayan utilizado herramientas metálicas. La calavera fue hecha de pura roca cristalina en un proceso de construcción que, generación tras generación, abarcó entre 150 y 300 años. Y dice que durante todos los días de muchas vidas los mayas rasparon la pieza cristalina original con arena.

Los expertos del British Museum hacen remontar la calavera a la civilización azteca, fechando el origen (con muchas dudas ) alrededor del 1300/1400 después de Cristo. Sin embargo, los indígenas que acompañaron a Mitchell-Hedges en Lubaantum (“lugar de las piedras caídas”), y siempre según sus propias palabras, aseguraron que el “Cráneo del Destino” tenía más de 3.600 años de antigüedad.




Otras dos calaveras de cristal se encuentran en el Museum of Mankind, en Londres, Inglaterra, y en el Trocadero Museum, en París, Francia. Ambas fueron halladas por soldados en México durante la década de 1890, y están talladas sobre puro cristal de cuarzo, aunque no tan elaboradamente como la de Mitchell Hedges.

La calavera expuesta en el Museum of Mankind se considera gemela de la de Mitchell-Hedges, salvo por un detalle. La calavera de Mitchell-Hedges, en efecto, tiene la mandíbula articulada, como en un cráneo verdadero; mientras que la llamada Calavera Británica tiene la mandíbula fija. Los investigadores están de acuerdo en afirmar que los dos objetos han sido construidos por las mismas manos. El Museum of Mankind lo adquirió de Tiffany’s, el célebre joyero de Nueva York, en el 1898, por 120 libras. Él encargado de la transición fue cierto Kunz, que en un libro suyo sobre los minerales, cita la calavera. Los ejecutivos de Tiffany’s no fueron capaces de (o no quisieron) dar explicaciones sobre su origen.

Unos 12 años después, sería el British Museum quien entró en posesión de esta calavera. La llegada de la calavera al British Museum, coincidió con una serie de extraños acontecimientos. A parte las afirmaciones, antes escasamente probadas, de repentinos desplazamientos de objetos o repentinas invasiones de perfumes diferentes e inexplicables, fue el personal de limpieza del museo en las horas nocturnas, quienes alimentaron las creencias que atribuyen a la calavera poderes ocultos. Finalmente consiguieron que la calavera fuera cubierta por un pesado paño durante las horas nocturnas.

El antropólogo Morant realizó un estudio comparativo de ambas calaveras, llegando a conclusiones que no son compartidas por otros estudiosos. Morant dejó constancia de que ambas eran similares en muchos detalles anatómicos, llegando a afirmar que, por su forma, ambas habían sido modeladas sobre la calavera de una mujer, que eran representaciones de un mismo cráneo y que la una era copia de la otra, siendo la de Mitchell-Hedges la primera.

En el 1950, la calavera del British Museum fue examinada de nuevo y de tal examen se descubrió qué la calavera tenía su origen en México, que se remontaba 1400 – 1500 d.C. y qué el material fue cuarzo brasileño.

Una tercera calavera de cristal expuesto al Musèe de El Homme de París, idéntica en el estilo a los otras dos pero de dimensiones menores, puede proveer informaciones particularmente interesantes. Los expertos del Museo afirman que hizo parte de un “cetro mágico” azteca del siglo XIII o XIV d.C., y que fue usado para alejar a las serpientes y prever el futuro. Tiene un agujero que la atraviesa de arriba a abajo (supuestamente hecho por un grupo cristiano para colocar en ella una cruz) y el estilo, la forma y el corte son similares a otras calaveras descubiertas en diversas ruinas de México.

Un Misterio sin Resolver
Existen incontables hipótesis acerca del origen real de las calaveras, llegando algunos a pensar que puedan ser el legado de inteligencias superiores o extraterrestres. La respuesta más obvia sería que los nativos de Centroamérica, aztecas y mayas, las tallaron por sí mismos, pero esta hipótesis no explica la los medios con que fueron creadas, ya que ninguna de esta culturas, por lo menos hasta donde sabemos, poseían la tecnología o el conocimiento necesarios para completar esta labor, a menos que realmente empleasen la técnica de fricción con arena, pero eso sería extremadamente pesado y costoso y como ya explicamos precisaría el trabajo de vidas enteras dedicadas a tan ardua labor ya que por este método se tardarían entre 150 y 300 años en conseguir tal perfección.

A las abundantes anécdotas y creencias surgidas alrededor de estas raras piezas, y a las originarias atribuciones de poderes utilizados en los rituales en los que, presumiblemente, fueron usadas, son sumadas muchos otras que van desde el ocultismo, lo paranormal y la ufología.

El misterio de las calaveras es enriquecido también por una leyenda que se remontaría a los mayas. Tal leyenda cuenta que en el mundo existen 13 calaveras de cristal a tamaño natural, y cuando todas sean redescubiertas y asociadas, les transmitirán a los hombres todo su conocimiento. La leyenda, en cambio, nos advierte que eso ocurrirá solamente cuando los hombres sean íntegros moralmente. Esta leyenda que se transmite como una tradición oral, ha contribuido al nacimiento de un mito, aquel de las calaveras malditas. Todo eso, además, no es inmune al atractivo que los mayas suscitan como pueblo.

Las calaveras descubiertas hasta el día de hoy:




"SKULL OF DOOM" (EL CRÁNEO DEL DESTINO)

SKULL OF DOOM: Descubierta en 1927 por Mitchell-Hedges en las ruinas mayas de Lubaantum, Belize, mientras buscaban una posible conexión con ruinas de la Atlantida. Según su relato, después de su descubrimiento se sucedieron varios fenómenos sobrenaturales. Los 300 indianos que trabajaron con ella en las excavaciones se arrodillaron y besaron el terreno cuando el objeto fue llevado a la luz. Anna relata que los nativos mayas de la zona la reconocieron al instante como representación del dios de sus antepasados y oraron ante ella.


LA CALAVERA DEL SMITHSONIAN

La calavera del Smithsonian: esta calavera fue enviada por un donante anónimo como "un cráneo azteca de cristal", (supuestamente comprado en México en 1960), al Smithsonian. Este cráneo de cristal, misterioso, de lechoso blanco cristal es bastante más grande que una cabeza humana. De todos, es el menos accesible para el público y los investigadores.



"MAYA"

MAYA: Esta calavera está tallada en cuarzo. Tiene 20,48 cm de largo, 12,54 cm de ancho, 10,79 cm de alto y pesa 3,95 kg. Pertenece a un supuesto “Monje maya”. Dicen que fue descubierta en San Augustine, Aczahuanthan, Departmento De Zacopa, Guatemala, en 1912 por un tal Héctor Montano. (Esta calavera también es conocida como “Max” por sus actuales propietarios)



"ET"

"ET": Descubierta en 1906 en Guatemala. Es de cuarzo ahumado. Se caracteriza por la forma puntiaguda del cráneo y mandíbula pronunciada. Tiene cierto aire no humano. En la actualidad pertenece a un coleccionista Norteamericano.



Calavera del Musèe del Homme

Calavera expuesta en Paris: Esta calavera está tallada en cuarzo. Probablemente pertenece a la cultura Azteca del siglo XV. Representa a Mictlantccuhtli, el “Dios de la Muerte”. Tiene un conducto cavado en forma vertical, por lo cual se supone que se llevaba en el extremo de un bastón. Pertenece al Musèe del Homme en París, Francia.



Calavera del museo Mankind

Calavera expuesta en Londres: Esta calavera de cristal pertenece al Museum of Mankind, del British Museum en Londres. El museo lo compró en Tiffany’s de Nueva York en 1898 por 120 libras. Se considera gemela de la de Mitchell-Hedges, salvo por un detalle. La calavera de Mitchell-Hedges, en efecto, tiene la mandíbula articulada.

El misterio de las calaveras es enriquecido también por una leyenda que se remontaría a los mayas. Tal leyenda cuenta que en el mundo existen 13 calaveras de cristal de tamaño natural, y cuando todas sean descubiertas, transmitirán a los hombres todo su conocimiento.



Existen también otras calaveras de cristal de diferentes materiales y lugares de supuesta procedencia (conocidas como “Kozmoz”, “El-I”, “Golden Dragonfly Grandfather” e “Infinity” por citar solo algunas), que elevarían el total de estos enigmáticos objetos hasta 11, pero que solo son consideradas como auténticas por muy pocos, por lo que pocas veces son reseñadas como verdaderas calaveras de cristal.

¿Se han hallado calaveras de cristal en el Perú?
No existen datos absolutamente verificados: se habla del hallazgo de una de ellas en la zona amazónica fronteriza de nuestro país con el vecino Ecuador, en territorio de la etnia Ashuar, pero no se sabe más del asunto.

Con respecto a la posibilidad de hallar calaveras de cristal en el futuro en el Perú, los espiritualistas que poseen o realizan prácticas espirituales, de meditación ó ceremonias de curación con ellas tienen una opinión categórica: es altamente probable –sino seguro-, que una o varias, de las enigmáticas calaveras de cristal se hallen aún ocultas, en algún paraje de nuestro misterioso y enigmático Perú.

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