sábado, 13 de junio de 2009

Vampirismo psíquico (1), concepto y "modus operandi"




En el presente Post nos introduciremos en un tema que muy pocas veces ha sido expuesto ampliamente en la literatura esotérica y ocultista, pero de una terrible presencia en nuestras vidas. Se llama “vampirismo psíquico” a un cierto tipo de ataque psíquico de características bastante extrañas, que incluso suenan más como perteneciente al terreno de lo fantástico, pero que es bastante común y nos ha acompañado desde mucho tiempo atrás: todos conocemos en mayor ó menor medida la leyenda de los vampiros, esos seres de leyenda que pueblan los mitos y el folklore europeo, principalmente del este de Europa, y que ha sido plasmado en infinidad de novelas y películas desde que Bram Stoker lo diese a conocer al resto del mundo, en 1897.

Durante la época dorada del espiritualismo, en el siglo XIX, los principales investigadores descubrieron los procesos (conscientes e inconscientes), de los ataques psíquicos, descubriendo que existían personas que, en su comportamiento bioenergético con quienes le rodean, tenían la tendencia de “absorber” la vitalidad de quienes les rodeaban, comportándose en ese sentido de manera muy similar a los vampiros de las leyendas, sólo que en el ámbito bioenergético. También descubrieron, una vez realizado exhaustivas investigaciones en escritos antiguos y comparándolos con testimonios de las víctimas de estos individuos, que éste comportamiento también aclaraba -en cierta medida-, la posible confirmación de la existencia de otros seres que se creían pertenecientes al mundo de lo fantástico y demonológico.

Durante la Edad Media, fueron numerosísimos los testimonios recopilados por la iglesia católica de ataques perpetrados por lo en aquellas épocas se les conocía como “Incubos” y “Súcubos”: seres demoníacos, o diablos menores, que seducían y tentaban a las monjas de los conventos de clausura, tratando de arrastrarlas a rendir culto al diablo, a practicar la magia negra y la hechicería. Actualmente a estas entidades son denominados vampiros psíquicos. Algo que ha llamado poderosamente la atención a los investigadores es que el “modus operandi” (o modo de actuar), de los vampiros psíquicos y los legendarios “Incubos” y “Súcubos” parecían ser prácticamente idénticos, haciendo imposible una simple casualidad.

Dichos tipos de manifestaciones no son algo reciente: las referencias históricas más antiguas se pueden encontrar en la Torah y el Talmud judíos, en la cual se cita como la primera mujer de Adán a Lilith (nombre de origen hebreo, significa “la nocturna”), supuesto demonio femenino con quién engendró monstruos y demonios. No quiso someterse a Adán y lo abandonó, para “vivir en la región del aire”, siendo posteriormente considerada un ente fantasmagórico (Isaías 34,14), con aspecto de mujer lasciva, que se comporta como lo que antiguamente se denominaba “un terror de la noche”, seduciendo y atacando a los hombres durante el sueño. Se decía en tiempos antiguos que vivía en los desiertos, en las ruinas o en la tienda del condenado a morir. Tal fue el temor a Lilith, que los hebreos llegaron a crear amuletos específicamente dirigidos contra esta entidad.

Si bien en la Edad Media hubo un aumento brusco de este fenómeno, esto no se debió a la intervención del Maligno, sino a que fue una época en la que las presiones religiosas de la entonces, todopoderosa iglesia católica, llegaron a un punto tal que se ocasionó una suerte de “pandemia” de histeria colectiva; ocasionando, por añadidura, una fuerte represión sexual; la cual convirtió a la Europa de entonces, en un gigantesco “banquete” para los vampiros psíquicos.

Actualmente vivimos una época en que este tipo de infestación ha comenzado a recrudecer y a expandirse: esta oportunidad se debe no a las presiones religiosas, sino a que la sociedad consumista actual ha ocasionado que se trastoquen muy profundamente las relaciones interpersonales; alentando entre la población -principalmente jóvenes adolescentes-, una feroz lucha por tener éxito y destacar, lucha que incluso los afecta en su percepción del amor y la sexualidad, bombardeándolos diariamente con propaganda altamente sexista y consumista, y que los termina aventando a una suerte de loca carrera para lograr aceptación y realización en todos los ámbitos y a muy corta edad, ó a reprimirse y/ó deprimirse ante el fracaso; es tal condición la que deja a miles de jóvenes a merced de las garras de estas criaturas.

“modus operandi” de los vampiros psíquicos
En todos los casos -tanto encarnados como desencarnados-, estos seres se comportan de manera idéntica con sus víctimas. Dado que son seres que necesitan como alimento la energía vital de sus víctimas, no son seres que se aíslen del mundo, todo lo contrario: siempre buscan el contacto físico cercano de la gente normal. La energía que buscan es muy específica: se alimentan de ciertas frecuencias bioenergéticas que son proyectadas por el ser humano en dos circunstancias: cuando tenemos miedo o temor, y la energía que despedimos por medio de la líbido. Se denomina líbido al instinto sexual canalizado y sublimado gracias a la acción del Yo, cuando nos excitamos o tenemos relaciones sexuales, siendo éste tipo de energía su “alimento” preferido. En el campo espiritual, la energía sexual es muy potente, siendo el ingrediente primordial que se necesita en muchas escuelas ocultistas para realizar poderosos rituales de toda índole. Para muchas personas no es una energía muy importante, pero si nos podemos a pensar en la cantidad de bombas atómicas que las grandes potencias han detonado y que jamás han logrado crear vida alguna, y la comparamos con la capacidad que tenemos todos de crear vida, la fuerza de esta energía es más que evidente.

Una vez explicado el tipo de energía que les sirve de “alimento” será más sencillo explicar cómo la obtienen: así como una mosca va tras la miel, los vampiros psíquicos tienen la facilidad de detectar dónde y cómo acceder a quién es energéticamente el más idóneo para sus intereses. Estos entes buscan principalmente personas de bajas defensas bioenergéticas, pero que se encuentran a la vez, en momentos en que acumulan líbido en grandes cantidades: esto se da principalmente entre prepúberes, adolescentes y entre personas con una vida sentimental y/o sexual nula o insatisfactoria.

Los vampiros psíquicos se alimentan preferentemente de noche, limitándose en vigilia, a absorber energía vital de las personas cuando estas se hallan en gran número (sienten predilección por las concentraciones de gente) ó, cuando necesitan recuperarse de alguna dolencia. Una vez inmersos en un sueño profundo, acceden a voluntad a los que se denomina “viaje astral” ó EEC (experiencia extra-corporal o fuera del cuerpo); una vez libres de las ataduras físicas, salen al exterior a buscar su “comida”; en el Plano Astral, la persona que reúne esas condiciones se muestra ante el Vampiro como un “faro”, iluminando en el espacio la ruta para llegar hacia él o ella. En el caso de ser alguien conocido por el vampiro, le será más fácil aún.

Ahora paso a explicar cómo toman la energía de la víctima, y en ese sentido debo decir que en este caso puedo dar testimonio como una víctima más, habiendo sufrido este tipo de agresión – en sus fases iniciales-, durante mi adolescencia, como muchas otras personas, en diferentes épocas y a lo largo del globo. La agresión de un vampiro psíquico se realiza en dos etapas: en la primera, la presencia de un vampiro psíquico en nuestro dormitorio es bastante notoria, sin importar que tan profundo sea nuestro sueño: en algunos casos nos despierta un inexplicable y súbito temor, aunado a la sensación “de no estar solos”(de ahí su antiguo nombre: “terror nocturno”) En algunos casos, nos levantamos y nos quedamos mirando la puerta o ventana, paralizados ante la sensación de que “alguien” avanza hacia nosotros. Muchas veces la presencia de estos entes se manifiesta ante nosotros con la forma de “sombras negras”, de apariencia humana, desplazándose por la habitación; otras veces son totalmente invisibles. La víctima descubre que es atacada cuando siente una súbita y total parálisis, similar a un doloroso calambre imposibilitándole todo movimiento; esto, aunado a la sensación de “oír” un agudo y fuerte chillido, que lastima los tímpanos. Víctima del pavor, el individuo agredido trata desesperadamente de pedir ayuda, descubriendo que no puede articular palabra alguna. Esta situación dura entre 5 y 10 minutos aproximadamente, -los que parecen ser eternos-; una vez terminado el ataque, la víctima, exhausta, recupera gradualmente la movilidad y el habla, pero tarda aún más recuperar la serenidad y la cordura tras un evento de estas circunstancias.

Lo terrible del ataque antes descrito es que es sólo la primera parte de la agresión vampírica: más que nada, este primer ataque tiene el objetivo de debilitar y minar el Aura de la víctima, con la finalidad de que al vampiro le sea más simple alimentarse del agredido. Esta primera etapa del ataque puede acontecer una sola vez, durar días o semanas incluso, mientras dure la resistencia del individuo; es muy fácil que se llegue a perder el juicio al ocurrir lo descrito, noche tras noche. Sin embargo, hay algunas personas a las que, su mente racional les impide asimilar el ataque recibido, y terminan minimizándolo, para finalmente “solamente” como una pesadilla. Hay otros casos en que la impresión es tan fuerte que la mente del agredido “bloquea” todo recuerdo del suceso, siendo en estos casos necesario recuperar el recuerdo por medio de la hipnosis.

La segunda parte es aún más terrible y destructiva que la primera, pero dejaré que sea primero descrito por los testimonios que he podido recopilar atendiendo estos casos, así como en testimonios similares, acontecidos durante la Edad Media.

“Estaba durmiendo en mi cuarto” -nos relata S.E. , una joven de 19 años-, “de pronto, sentí que me ahogaban, como si unas manos me ahorcasen. Abrí los ojos y miré que encima mío había una sombra negra, acostada encima mío. Parecía un hombre alto, sólo se le notaban sus ojos, rojos. Quise gritar y no pude... sentía que trataba de abusar de mí... fue horrible”........

“......No sé lo que me pasa” -nos contó L.A. mujer de 28 años, - “.....todas las noches sueño que el diablo me posee......”

“......No estoy seguro si era un sueño o no” -relata A.P. varón, 25 años- “un gato negro enorme, estaba encima mío... se comportaba como una mujer... me daba asco, me costaba resistirme. Sólo sé que fué muy real”.

“Desde que conocí a Alejandro” –testimonio de J.M. mujer de 34 años- “todas las noches sentía que alguien se acostaba conmigo. No abría los ojos por miedo. No era normal... despertaba en las mañanas como si realmente hubiese pasado... si me encontraba luego con él, algo me decía que él había sido.”

“Veinte años ha, el diablo se apareció en mi casa, vestido de cuero, con calzas negras. Me requirió en amores, y no pude negarme.”-testimonio de Susanne Gaudry, 46 años, procesada injustamente de brujería en Mons (Francia), en 1652.

“Algunos días antes de Todos los Santos del Año de Gracia de 1605, estando acostada con mi marido, que dormía, arrojóse algo sobre la cama, que me despertó con temor. Otra vez arrojóse esto sobre mi, como una bala........ El espíritu tenía voz de hombre, diciéndome que no temiese recibirle en mi cama.....” –testimonio de Francisca Bos de Gueille, Bretaña (Francia), año de 1606.

“Tuve por amante a un demonio íncubo con el cual tuve comercio íntimo desde los doce años, por un espacio de treinta años de estos placeres.” – declaración recogida de Magdalena de la Cruz, Abadesa de Córdoba (España), procesada por brujería en el siglo XVI.

A pesar de la distancia en el tiempo y el lenguaje utilizado, los testimonios nos estremecen por su similitud descriptiva.

La segunda etapa de un ataque de parte de un vampiro psíquico es prácticamente una seducción y posterior violación sexual, aunque únicamente en el ámbito psíquico y espiritual. Reconocemos que esta agresión se ha iniciado cuando sentimos una fuerte opresión sobre nosotros, como si un cuerpo se hubiese colocado encima nuestro. Una vez debilitado el Aura de la víctima, el agresor arremete con toda su oscura fuerza: ya sea manifestándose como sombras de apariencia cuasi humana, o con apariencias agradables o desagradables a la vista, el vampiro psíquico se esfuerza para encender la líbido de su víctima; la sensación es muy vívida, más no existe un contacto sexual propiamente dicho: ya en el pasado, teólogos ilustres disertaron sobre la imposibilidad de tener intimidad con estos “demonios”. Lo que realmente acontece es que el vampiro proyecta imágenes psíquicas de índole sexual, tratando de obligar al cuerpo (y no necesariamente a la mente del infestado), a descargar su energía sexual como si se hallase realizando la cópula. Una vez logrado su propósito, el agresor se alimenta hasta hartarse de la libido descargada en el acto, dejando tras de sí a su víctima agotada en extremo y en estado de shock.

Para algunas personas, el suceso es tan impactante que su mente también instintivamente trata de “negar” lo sucedido; a pesar de eso, la mente humana tiende a no borrar nada, sólo a “ocultarlo” en los pliegues de la memoria, por lo que la hipnosis sirve eficazmente para recuperar esos “recuerdos perdidos”. A pesar de que la mente proteja al individuo de esa manera de la atroz experiencia del ataque, la víctima siempre tendrá la certeza de “que algo pasó” o que “algo no está bien”, llegando incluso a mostrar las señales psicológicas que reconocen a una víctima de una agresión sexual.

A partir de ahí, dichos ataques se suceden con cierta frecuencia. Los testimonios recogidos revelan un hecho terrorífico; si bien rara vez un vampiro causa la muerte de sus víctimas, sus “visitas” se pueden prolongar por mucho tiempo, aunque es muy común que la demencia se apodere del individuo, o lo que es peor: que la víctima llegue a sentir verdadero placer por estas intrusiones espirituales (como en el caso de las brujas y posesas de los relatos antiguos), terminando convertidas a su vez en vampiros psíquicos, que harán que la cadena se extienda a través del tiempo, pues un vampiro psíquico no descansa después de la muerte, sino que continúa presente en este mundo, pero ya como un vampiro desencarnado, tras su muerte física.

Cuando el agresor es consciente de ser un vampiro, la agresión no sólo se realiza con finalidades “alimenticias”: muchas veces lo realizan también con la finalidad de dar rienda a bajos instintos con respecto a una persona que les es inaccesible, así como para tener control sobre su vida personal y sus sentimientos. Esto se da con mucha frecuencia cuando el vampiro también es a la vez un brujo negro. No necesariamente un vampiro femenino buscará a un hombre para atacarlo, sino que también es frecuente que un vampiro masculino busque a alguien de su propio sexo, dándose lo mismo en el caso entre las personas de sexo femenino y sus agresores.

Los vampiros psíquicos encarnados gustan de frecuentar las grandes concentraciones de personas, por lo que se les encuentra con frecuencia en conciertos, eventos multitudinarios y principalmente en discotecas; como dato adicional diré que les agrada sobremanera el rock pesado y la música electrónica: en parte por que son frecuencias sonoras que les son agradables, en parte por que así les es más fácil rodearse de jóvenes vitales. Cuando se encuentran en estos lugares, es fácil reconocerlos al ser individuos que pareciesen no agotarse nunca, bailando y bebiendo sin parar toda la noche...... y noche tras noche.

Cuando uno de estos individuos enferma se recupera rápidamente, al succionar la energía vital de quién más cerca esté en ese momento; asimismo, cuando tienen una pareja, inexorablemente absorberán la vitalidad de la misma, siendo ahí muy notorios, al verse un desmejoramiento generalizado de la pareja, así como una baja brusca de peso, a la vez que al Vampiro Psíquico le sucede todo lo contrario. Nuestros abuelos denominaban a esto como “te están chupando las brujas”.

-Reynaldo Silva Salas.

(Segunda parte: Vampirismo psíquico (2), tipos de vampiros psíquicos)

2 comentarios:

  1. FELICIDADES POR EL ARTICULO...
    MUY DESCRIPTIVO...LO LEO Y RELEO Y MIENTRAS ME VEO...

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar