miércoles, 15 de abril de 2009

Casas embrujadas de Costa Rica: El sanatorio Durán




A muchos, en Costa Rica, solo escuchar el nombre del Sanatorio Durán les para los pelos, al recordar alguna experiencia desagradable que vivió o le contaron, mientras otros lo ven como un importante sitio histórico que debería ser recuperado y no permitir que el paso del tiempo siga haciendo mella en su edificación, la más moderna en Centroamérica cuando fue construida hace 90 años.


Esta enorme estructura, antiguo sanatorio para tuberculosos, se encuentra en las faldas del Volcán Irazú, en Cartago y es visitada por muchos nacionales y extranjeros que pagan ¢500 por persona al cuidador para hacer un recorrido por sus oscuros y solitarios pasillos.


Pero, ¿qué buscan quienes lo visitan? Y ¿por qué no ha prosperado ninguno de los proyectos para botarlo y construir otra cosa?, bien, la respuesta parece estar en otra dimensión, ya que son muchas las historias sobre fantasmas y espíritus que habitan aún entre sus paredes.


Santiago Leitón, quien vive y administra el lugar –propiedad de Upanacional- explicó que en las noches se escuchan gritos, golpes en las paredes y pasos en sus pasillos.


Incluso, algunos de los visitantes han captado en fotografías rostros un poco tenebrosos, esferas de luz, sombras y hasta se captó en un video la figura de un hombre que caminaba junto a un grupo selecto de funcionarios del comité olímpico.


Precisamente, su atractivo está en ese ambiente que traslada al visitante a principios de siglo, a un lugar extraño, solitario, donde cualquier cosa puede ocurrir. También ha sido utilizada para filmar escenas de películas que le han dado la vuelta al mundo, sin que al verlas, se piense que se trata de un lugar costarricense.


“Aquí hicieron parte de una película de una princesa que perdía todo y el final se grabó en España en un castillo real, también otras películas que no recuerdo bien. Y varios grupos han venido a grabar vídeos para sus canciones”, comentó don Santiago.


Afirma que el Grupo Agresor, de rock pesado filmó un vídeo en el Sanatorio y cuando lo revisaron se encontraron con un rostro pintado sobre una pared, por lo que decidieron utilizarlo para la portada de su disco.


Así que este espectro se convirtió en la estrella del disco, y muchos que lo han tenido en la mano no se imaginan que es una imagen real.


Fantasma acompañó al Comité Olímpico

Don Santiago comentó que hace un tiempo el Comité Olímpico tuvo interés en adquirir el lugar para construir una villa olímpica que recibiera atletas de todo el mundo, y fue una delegación de 39 representantes a conocer el lugar.


Durante el recorrido todo fue normal, grabaron un vídeo para mostrarlo y analizarlo luego. Y cuando lo veían en la computadora se encontraron con que delante del grupo subiendo las gradas del edificio principal iba la figura de un caballero de pose elegante, con hombros altos y figura fornida, con sombrero.


El video fue mostrado a varias personas en su momento, y don Santiago recuerda que se habló mucho sobre esta situación, pero al final no fue esa la causa por la que no se finiquitó la negociación, sino porque se dieron problemas a lo interno del Comité Olímpico y el proyecto se quedó en el archivo, al igual que el vídeo con todo y fantasma.


Se escuchan voces de espíritus

Wendoley Leitón, hija de don Santiago llegó a vivir al Sanatorio cuando tenía 12 años, ahí creció y recuerda que se llevaron un sustillo, pero nada tan grave como para salir corriendo, con el tiempo se acostumbraron y más bien valoran lo importante de este lugar:


“Recién llegados sí oíamos pasos, como si alguien caminara con esas botas de cuero que tienen cadenas, y también se oía como movían los bancos de madera que hicieron con los mismos árboles que se caían. Una noche si me acuerdo que se oyó como a las 3 de la mañana que estaban macheteando una banca, mi papá salió a ver que era y no se veía nadie, pero sí quedó la banca marcada”, comentó Wendoley.


“La gente ve lo que quiere ver y oye lo que quiere oír, la verdad es que es más peligrosa alguna gente que llega a meterse al lugar porque hacen daños, pero las otras presencias que se sienten en el lugar no hacen nada”, comentó.


Actualmente, Wendoley vive en una de las casas que fueron construidas para los doctores que atendían el sanatorio, un poco retirada del edificio principal y allí asegura que se siente la presencia de algo, a veces se oyen pasos, y cuando no hay nadie en la casa se escuchan voces charlando, pero cuando ellos entran a la casa se apagan las voces.


“No son seres que molesten, no puedo decir, que nunca le hayan hecho algo a mis hijos, ellos, si están ahí, no hacen daño, y lo que sí se oye es un quejido muy triste y profundo pero no es solo aquí, sino en otras partes de Cartago, que se oye siempre antes que pase una desgracia, es como un grito de dolor que lleva el viento, y al día siguiente muere alguien cerca”, comentó.


¡Una monja fantasma se dejó entrevistar!

Pareciera que los espíritus que rondan el viejo sanatorio no tienen miedo de contactar con los seres vivientes, hace algunos años, un joven estudiante de periodismo que realizaba un trabajo en el lugar, encontró a una monja caminando en el edificio principal y le hizo una entrevista, solo que olvidó el nombre, por lo que al salir le preguntó a la hija del administrador, como se llamaba la monja.


Ella sorprendida le dijo que ahí no había ninguna monja, pero el muchacho tenía hasta fotografías, y se las mostró para sacarla del error, con la sorpresa que al ver las imágenes en la cámara digital, solo se veía la forma de una mujer, vestida con un vestido azul, de monja, pero no se identificaba su rostro.


El susto fue enorme para el muchacho, quien nunca volvió por el lugar. Y la historia quedó en el recuerdo que se va contando de boca en boca, al igual que quienes aseguran haber visto una monja bajar en las noches por el edificio con un vaso de agua.


Según la historia –como en tiempos del sanatorio- había una monja que no permitía llevarle agua a los enfermos en las noches, cuando murió su espíritu quedó vagando y por eso lleva el vaso con agua por las habitaciones.


También cuentan las leyendas que algunos de los pacientes que murieron por la tuberculosis, abandonados por sus familias no descansaron y por eso se mantienen ahí reviviendo cada noche el sufrimiento, por lo cual se escuchan gemidos de dolor. Lo cierto es que si existen o no existen los fantasmas es un tema controversial, el cual cada quien ve desde su propia óptica, pero no está de más darse una vuelta por el Sanatorio Durán y conocer su historia.

1 comentario:

  1. Mi nombre es Alejandro Torres y creo que ningun muerto puede regresar a la vida, lo que puede ser es quiezas demonios que toman esas identidades.

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