viernes, 17 de abril de 2009

Autoestopistas fantasmas (5): La mujer del kilómetro 1140



El origen de esta leyenda se remonta a la década de los 30’s. Durante años, la carretera que une a las tres ciudades: Torreón, Gómez Palacio y Ciudad Lerdo (México), fue temida por los que por ahí circulaban, debido a que era una de las rutas más transitadas y por lo tanto más peligrosa.

Dados los accidentes que en este punto de la ciudad de Gómez Palacio se registraron, no pasó mucho tiempo para que comenzara a correr el rumor de que en el kilómetro 1140 se aparecía el fantasma de una joven mujer con una larga cabellera castaña, cuyo rostro lucía pálido. Su vestido era blanco, con una falda que le llegaba hasta los pies, como lista para ir de fiesta.

Quienes la han visto cuentan que parece caminar lentamente, y que a veces aparenta flotar de un lado a otro para luego detenerse a la orilla del camino, haciendo señales a los automovilistas pidiendo llevarla; por lo general esa petición siempre era con dirección de Gómez a Torreón.

De acuerdo con el relato, dos fueron los accidentes que entonces conmovieron a la región. Uno de ellos, el de una familia que regresaba de un festejo del conocido Centro Campestre de Gómez Palacio. Al llegar al cruce del ferrocarril, el automóvil en el que viajaba se impactó contra el tren, provocando así la muerte de todos los pasajeros, entre ellos una mujer.

El otro accidente registrado tiempo después, fue muy similar al anterior; una señorita de origen judío, también había perdido la vida en el lugar.

Dos décadas más tarde, un taxista relató a varios periódicos de la localidad, su escalofriante experiencia. Cuentan que era poco después de la medianoche, cuando circulaba por el bulevar Miguel Alemán con dirección a Torreón, cuando de pronto en el kilómetro señalado, una mujer con dichas características le hizo la parada.

El trabajador del volante al recordar la historia del fantasma del 11-40 aceleró su paso “muerto de miedo”. Creyendo haber pasado a la mujer, miró por el espejo retrovisor helándosele la sangre al ver que en el asiento trasero venía como pasajera la espectral aparición.

La impresión fue tal que casi pierde el control del volante y el conocimiento. La joven dama le sonrió en forma macabra y desapareció. Del impacto que sufrió, el taxista cayó seriamente enfermo. Debido a la gran cantidad de percances registrados en este kilómetro, las autoridades decidieron construir un paso a desnivel; sin embargo el fantasma sigue apareciendo.

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