lunes, 16 de marzo de 2009

Los Paco-Pacoris



“Cuando los incas se internaron a todas esas zonas, llevaron a sus mejores guerreros y la selva los ha ido mestizando con las comunidades nativas, y al final se han transformado en chunchos (nombre genérico que en el Perú se les da a los aborígenes selváticos). Ellos son ahora los celosos guardianes de las ciudadelas. Los Paco-pacoris son, hasta donde la tradición informa, los directos guardianes de las principales ciudadelas incas que han quedado en la selva. Ellos han sido escogidos por ser los más leales guardianes de los incas. Se tiene referencia de ellos a partir de personas de todo crédito. Gente ligada a la ceja de selva cercana al Cusco, pero hay otra versión aislada, casi segura, que también los ubican por la zona de Riberalta (Bolivia). No aceptan intrusos. No aceptan exploradores”.


Los Paco-pacoris son un complemento interesante de la leyenda áurea del Paititi. De acuerdo con la tradición oral, los Pacoris constituyen un supuesto grupo de “elite” de origen inca, cuya única y sagrada misión consiste en proteger las ruinas de las numerosas “ciudades perdidas” de la selva. La ferocidad del grupo es bien conocida en los relatos populares y varios afirman que el Secreto del Paititi perdura por el sólo hecho de tener tan diligentes custodios. Se dice que, aunque escasas, existen personas que juran haberlos visto, o tener contacto directo con ellos; describiéndolos como individuos muy altos (2,20 a 2,30 metros), belicosos y absolutamente comprometidos con su misión.


Puede que esto suene a fantasía, pero lo más interesante del tema es que la creencia en los Pacoris está profundamente incorporada en las mentalidades de la gente que habita las laderas orientales de los Andes peruanos. Personas de todos los estratos sociales y de muy diversos niveles culturales, les dan incluso un lugar dentro del catálogo oficial de “tribus amazónicas”, cosa que aún no ha ocurrido, y es probable que nunca ocurra.


La mayoría de los reportes e historias existentes, acerca de las apariciones de los Paco-Pacoris son muy similares: aparecen de pronto, emergiendo de la selva; se les describe como de hermosa apariencia, siempre vestidos de blanco y portando una lanza. Al ser vistos los indios amazónicos se postran ante ellos, mostrando pleitesía. Generalmente solo entran en contacto con otras gentes fuera de su etnia las menos veces posibles y con el único interés de comerciar. Además, nunca toman contacto con el hombre blanco. La mayoría de dichos contactos duran muy poco, tras lo cual desaparecen en el monte, tan silenciosa y misteriosamente como llegaron. En el caso de que algún explorador -adrede o no-, intente ingresar a la tierra protegida por ellos, entonces los Pacoris no son ya tan sociables: se muestran extremadamente agresivos, y en realidad son muy pocos los que pueden jactarse de haber vivido para contarlo. Debido a eso, los pobladores de la selva peruana optan por evitar siquiera aproximarse a lugares de la selva donde saben que se hallan ruinas de piedra.


Finalizaré este Post, incluyendo el último encuentro reportado con los Pacoris (por lo menos, reportado por el hombre blanco) En agosto de 1979, Herbert y Nicole Cartagena, dos estudiosos un tanto sui generis del mundo incaico, mientras intentaban descubrir las míticas ruinas del Paitití, comunicaron por radio desde la selva que habían avistado, a lo lejos, una meseta en la se levantaban construcciones en ruinas de inmensas dimensiones,… y al mismo tiempo, sostuvieron haber observado “salvajes gigantes de más de 2 metros de altura”. Como era de prever, la expedición de los Cartagena tuvo inconvenientes y nunca llegó a la cima de la mencionada meseta, no pudiéndose comprobar nada de lo que informaran por radio.

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