domingo, 8 de febrero de 2009

Los tesoros de Catalina Huanca


Este es uno de los tesoros perdidos más buscados en el Perú, a través de la historia. Su fama se debe a que no es una historia fruto de mitos o leyendas; toda la historia cuenta con abundantes datos históricos, registrados a lo largo del tiempo, por diversas fuentes.

Doña Catalina Apu Alaya fue la hija del Cacique de los Huancas, pueblo que jamás fué sojuzgado por los incas y que concilió acerca de sus beneficios y el de sus descendientes, con el inca Pachacútec. Al llegar los españoles al Perú y capturado Atahualpa, pactaron con los conquistadores: Francisco Pizarro se hizo compadre del Cacique, bautizando a su hija Catalina.

Años después, y heredera de una gran fortuna, la ahijada de Pizarro se caracterizó por un espíritu filantrópico que la hizo donar terrenos y dinero para construir iglesias como la de San Francisco y hospitales como el de Santa Ana (ambos en Lima) con el entonces, el Arzobispo Loayza. Era tal su fama por el cariño a los más pobres, que cuando Catalina Huanca (como la conocían), ingresaba a la capital del virreynato -escoltada por cientos de indígenas-, era recibida con homenajes, incluso por los españoles. En cada uno de aquellos viajes, Catalina Huanca y su comitiva llegaban portando 30 acémilas de oro, como tributo anual al Rey. Los españoles que no podían explicarse de dónde podía traer tantos tesoros: la hipótesis que cobró mayor fuerza fue la de un fabuloso tesoro familiar, trasmitido de generación en generación; un secreto que -por supuesto-, se llevaría Catalina a la tumba, después de 90 años de piadosa y caritativa vida.

La leyenda del tesoro cobró fuerza en San jerónimo, su lugar de nacimiento. Específicamente en 1642 teniendo como protagonista, nada menos que a un fraile dominico que daba ayuda espiritual al pueblo. Cuentan que un buen día, el cura recibió la noticia de la llegada de un delegado eclesiástico. Como era habitual en la época, la bienvenida debía ser por todo lo alto y el fraile tenía buena voluntad, pero muy pocos recursos para el agazajo. El dominico jamás pensó que la solución a sus problemas vendría del viejo y harapiento campanero de su iglesia, quien tras asegurarle que era descendiente de Catalina Huanca, le ofreció darle "lo más que suficiente" para lo que necesitaba, siempre y cuando se sometiera a sus requisitos: vendarse los ojos y ser guiado por él hasta el subterráneo donde se encontraba el tesoro.

Incrédulamente, el dominico se sometió a la oferta del anciano. Tras vendarlo y hacerlo ir y venir por horas, finalmente le descubrió los ojos: el cura se quedó estupefacto: El lugar estaba repleto de barras de oro y plata. Pasado el estupor inicial, cogió lo necesario y volvió tal y cual había llegado, con vueltas y contravueltas del anciano para despistarlo del camino. Está demás decir cómo fue el recibimiento del delegado y su comitiva, sin embargo, el cura nunca sería el mismo de antes. Ya no era el de la sonrisa abierta y afable. Cada vez adelgazaba más y hablaba incongruencias. Nadie se explicaba qué había pasado en su visita al subterráneo, como también nadie se explicaba el destino del campanero que había desparecido como por arte de magia.

Una terrible sospecha rondaba la mente del fraile: creía que el diablo estaba personificado en el anciano y lo había hecho caer en la tentación de la ambición y la soberbia. Dicen que estas alucinaciones lo persiguieron hasta su muerte.

A partir de esa fecha, centenares de buscadores de tesoros buscaron infructuosamente el tesoro de Catalina Huanca. También surgieron otras versiones de la leyenda: una, acerca de la existencia de una mina oculta, de donde era que provenía realmente la fortuna de la dama huanca. Otra, la de un desaparecido edificio en San Jerónimo, el cual mandó construir ella como hospital y en el cual se escuchaba en las noches el tañir de una campana inexistente, lo cual según algunos, da la señal de que ahí estaría oculto el tesoro.

En el siglo XIX, la leyenda del tesoro recobró fuerza, reanudándose la búsqueda del mismo, pero en otro lugar: en el cerro El Agustino, en Lima; lugar donde Catalina Huanca y su inmensa comitiva solía acampar, en sus visitas anuales a la capital. Durante ese siglo y el siguiente, se crearon decenas de sociedades que prácticamente "taladraron" El Agustino buscando infructuosamente el tesoro: la imagen de este post nos muestra una de las decenas de minas horadadas en aquellos años. No fueron pocas las sociedades "comerciales" antes mencionadas en las cuales, participaron más de un presidente de la República (incluídos varios dictadores) Hoy en día, salta de cuando en cuando a los medios de prensa la leyenda del tesoro enterrado, cuando una vivienda construida en El Agustino se viene abajo, dado que aún no se sabe a ciencia cierta, dónde y cuántos túneles se horadaron ahí. Asimismo, de cuando en cuando, aparece en las portadas de los diarios, algún brujo o chamán necesitado de fama mediática, que asegura estar próximo a descubrir el tesoro, pero la verdad es que el fabuloso tesoro de Catalina Huanca aún no ha sido hallado.

9 comentarios:

  1. ya sabia que era hija del cacique de los huancas , y yo sere el que encontrara el tesoro

    ResponderEliminar
  2. Le saluda Eleuterio Casimiro Baldeón, Descubridor de la Ciudadela Arqueológica Catalina Huanca, en la biblioteca de Santa Rosa de Ocopa – Concepción, leí un mano escrito que indicaba la existencia de un tesoro fabuloso que consiste en 14 baúles de doblones de oro y plata, escondidos en una mina en algún lugar de la margen izquierda del Rio Tulumayo, en ese lugar se encuentra una catarata con una caída de agua de 180 m. que se encuentra una bocamina de donde supuestamente se extraía el mineral cargado d oro para fundirlo y acuñar monedas de oro y plata, en mi trabajo de exploración de minas encontré este lugar y efectivamente ese lugar reúne todas las descripciones indicadas en el mano escrito, es obvio que seguridad no comentaré todos los detalle hasta que una Autoridad y el Presidente de la República me lo pida en forma Pública, por lo que se trata de un Patrimonio del Estado, que debe servir para el desarrollo del Perú, espero su invitación en el fono 964462697, ó a través de la Congresista de la República, Doris Oseda Soto.

    ResponderEliminar
  3. claro ese es el lugar exacto y solo hay un camino que puede llegar cerca a la bocamina. espero el día que lo hagan publica no destruyan la abitad de los animales y vegetación. porque soy de esa comunidad campesina.

    ResponderEliminar
  4. no es mi intención polemicar el sr. Eleuterio Casimiro Baldeón pero hay que tener muy pocas nociones históricas para creer que el supuesto tesoro de catalina huanca es constituido de monedas coloniales las cuales por cierto eran acuñadas solo en lima y cuzco, si hablamos de los escudos (las de oro) y la mas circulada macuquinas de plata, el único texto de la época habla de 30 cargas de mulas lo cual si existió podría ser oro y plata pre hispánica (en ambos casos aleaciones de baja ley de mineral), ademas si esta enterrado en una supuesta bocamina recuerdan que los labores prehispanicos no llevaba muy lejos ya que no dominaban las tecnicas de ventilaciones y escavaban la rocas con cuernas de ciervos... ademas es bien conocido que si tesoro hubo y que no fue enterrado en una tumba pre hispanica haces tiempo que los buitres de comuneros, campesinos huaqueros o saqueadores corto placistas como son el comun de los peruanos se lo han comido y ni le dejo las migajas, asi que no venga llenarse la boca de patrimonio del estado o otro congresista que ellos son mas buitres aun que los andinos.... hablar de historia es analizar hechos y no extrapolar huevadas... cuidense...

    ResponderEliminar
  5. gracias por la información y dejen de hablar huevadas

    ResponderEliminar
  6. Son dos cuevas, la mas pequeña es inaccesible por eso hicieron una segunda usando dinamita para poder acceder a la cueva, se sabe que no es una formacion natural y de origen preinca. Por la forma y la época se trataría de una tumba, hasta el dia de hoy se desconoce su profundidad y lo que guarde..

    ResponderEliminar
  7. Pues a mi me contaron que Catalina Huanca era propietaria de inmensos territorios en el actual departamento de Huanuco ,era dueña de casi todo el Valle de Monzón y la cordillera de carpish y según se dice en esa cordillera hay tres enormes cascadas de por lo menos mil metros cuyas aguas depositan oro en su base estas son tres cascadas paralelas desconocidas hasta hoy en las cartas geográficas ocultada premeditadamente por intereses políticos para negociar con ellos en el futuro yregalarselo a algún mafioso internacional cazafortunas,en huanuco se comenta que la llegada de cuatro mil mercenarios gringos al Perú es para adueñarse de esa fortuna y humala al permitir esa invasión sería un tremendo traidor a la patria

    ResponderEliminar
  8. OLLANTA Humala ha demostrado ser un ladron vende patria junto con su mujer Nadine Heredia. DENTRO DE POCO La historia lo demostrara PARA ENSEÑANZA DE SUS HIJOS DE LO QUE NO SE DEBE HACER

    ResponderEliminar