martes, 24 de febrero de 2009

Los menhires y petroglifos de Queneto




Queneto fue descubierto en el año 1935, y constituye sin género de duda el conjunto de ruinas más antiguas, y a la vez poco conocidas y estudiadas de la Costa del Perú. Se hallan situados a pocos kilómetros de la hacienda Tomabal, en el valle de Virú, en la región La Libertad, y cerca de los primeros contrafuertes de la cordillera Occidental de los Andes. A escasa distancia de las parcelas cultivadas del valle se hallan tres menhires, situados a unos diez metros de distancia entre ellos, y que han sido tallados en otro lugar y transportados hasta el lugar.


Según algunos investigadores estos menhires podrían actuar como catalizadores de energías cósmicas actuando sobre puntos específicos y regulando la captación energética. Los menhires de Queneto están situados en recintos rectangulares rodeados de piedras a la manera de Cromlechs, donde posiblemente se efectuasen ceremonias de búsqueda de contacto con otras realidades.


Las Redes Hartmann

En la Tierra existe una retí­cula formada por meridianos y paralelos que trasportan energí­a: lo mismo que el cuerpo humano o animal, la tierra es recorrida por corrientes y cuya naturaleza no se conoce muy bien, pero que ejercen su acción sobre las capas geológicas que atraviesan. Entonces, podríamos pensar que los menhires fueron levantados más o menos altos, según la intensidad de la corriente telúrica, para establecer un equilibrio beneficio. Y así como en la acupuntura, se podría pensar también que la acción de los menhires puede regularizar y hasta neutralizar corrientes capaces de causar perturbaciones físicas en la textura de las tierras o lugares. En muchos lugares de Europa se ha podido verificar que existen menhires asociados a cursos de aguas subterráneas y a corrimientos de tierras. Ambas situaciones producen corrientes eléctricas y por tal magnéticas, por lo que el menhir cumpliría un papel neutralizante y positivizador.


Algunos investigadores aseguran que la plena comunión de los antiguos peruanos con la naturaleza les permitió de algún modo conocer las denominadas redes Hartmann, unas lí­neas energéticas que cruzan el subsuelo terrestre de norte a sur y de este a oeste, con unos dos metros de separación; descubiertas por el cientí­fico alemán que les dio su nombre. Uniendo las líneas llegaremos hasta una retícula de 90º de 2,20 metros por 2,20 metros, llamada Red de Hartmann. En el interior de las lí­neas Hartmann circulan todo tipo de energías, las que brotan de la tierra y las que ésta recoge.


Los dólmenes "estaban casi siempre colocados en lugares privilegiados, en nudos de corrientes telúricas que pueden ser de muy diverso orden: ya sean corrientes cuyas fuentes profundas nos sean desconocidos, surgidos sin duda del magma central, o bien de otras, más fácilmente determinables, surgidas de capas freáticas subterráneas". Así, mientras el menhir señalaba los lugares en los que las "corrientes fecundantes eran particularmente activas", los dólmenes se situaban "en un lugar donde la corriente telúrica ejerce en el hombre una acción espiritual al situarse en un lugar donde "alienta el espíritu"; recrea la caverna y es en el seno mismo de la tierra, en la habitación dolménica, donde el hombre va a buscar el don terrestre". Los templos serían los sucesores de los dólmenes y cromlechs, como el de Stonehenge. El dolmen tendría una simbología femenina y el menhir masculina.


El menhir por el contrario atrae la Red Hartmann, que se deforma para adaptarse a esa atracción, de manera que la red Hartmann se encuentra concentrada bajo los menhires, tanto en sentido Norte-Sur como Este-Oeste. Por lo tanto los menhires actúan como captadores y emisores de energí­as. Tal vez podamos afirmar que nuestros antepasados conocían y sabían utilizar las fuerzas de la Tierra y la usaban en su provecho, utilizando esas piedras captadoras de energía en beneficio de la agricultura, ya que convertían en más fértil un perí­metro dado”.


Además en la zona de Queneto y como puede apreciarse en las fotos de este post, los menhires están acompañados por abundantes petroglifos con representaciones geométricas y figurativas, muchos de los cuales, de significados desconocidos, son interpretados como representaciones de contacto entre los antiguos peruanos y civilizaciones extraterrestres. También se considera a Queneto como un posible portal dimensional.

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