sábado, 17 de enero de 2009

Casas embrujadas de Chile: La mansión embrujada de Ñuñoa



Conocida también como la Mansión Mujica, esta impresionante casona se hallaba ubicada en las esquinas de Avenida Grecia, San Eugenio y Matta Oriente, en Santiago, es de lejos, la más famosa y mítica casa embrujada de Chile, siendo siempre relacionada a una amplia gama de historias de parecidos y leyendas urbanas: t
estimonios de personas que aseguraban haber visto siluetas misteriosas, escuchado crujidos y ruidos alimentaron estas versiones durante años. Además, su imponente estilo arquitectónico, aunado a su -con el paso de los años-, aspecto lúgubre y mal cuidado, de vidrios rotos en las ventanas y el tono gris de las paredes ayudaban a acentuar el recelo popular por la edificación. La Mansión de Ñuñoa contaba con dos historias: una, la leyenda popular, y otra, su historia real:

La leyenda popular: "la maldición de la mansión embrujada"

Cuenta la historia que al capitán Mujica, de la Marina Real Española, le fue encomendada la tarea de proteger la Virgen del Carmen, regalo del reinado español a la nueva Iglesia Mexicana. El oficial juró a los Reyes, con su espada, que llevaría con orgullo tal labor. Al encallar en México, las altas eminencias eclesiásticas, felices por la llegada de su venerada, rindieron un gran banquete de celebración en honor al guarda de la Virgen. A la fiesta asistieron las mujeres más hermosas de la región y se dice que entre ellas había una tal vizcondesa Saibfotkin.


Saibfotkin estaba comprometida con un coronel mexicano de apellido Iturbide, que, por esos años, se hallaba de campaña por las selvas mexicanas, pero corría el rumor de que había extraviado rumbo y los meses sin noticias predispusieron la actitud y el itinerario de la inmutable vizcondesa.


El capitán Mujica, hombre de amores pasajeros y muchas mujeres, cayó embelesado por la enigmática silueta de la realeza: se cuenta que Saibfotkin jugó con las expectativas de Mujica, como lo habría hecho con las del desaparecido coronel. Según los comentarios de la época, cuando Saibfotkin aceptó el cortejo del capitán Mujica, desapareció sin dejar rastro, sumiendo al mismo en la más plena de las angustias. Se dice que su labor por esos tiempos fue paupérrima, por lo que se le quitó el honor del cuidado de la Virgen. Sumido en el fracaso emigró hacia el sur instalándose en Colombia.

Mujica vio en la desaparición de Saibfotkin una gran afrenta hacia su persona y decidió jamás enamorarse o dedicarle fidelidad a una mujer. En Colombia, y ya en un perfil bajo, sin las grandes reverencias del pasado, se casó dos veces, dejó hijos y alejó su rumbo evitando los lazos afectivos de cualquier tipo. Recorrió Venezuela donde esparció su descendencia con innumerables mujeres utilizando variaciones de su apellido como "Mogica" o "Mugica", para evitarse persecuciones de hacendados u hombres importantes que veían mancillado el honor de sus hijas.


En Ecuador se vio involucrado en un robo de joyas y fue preso. Al año de presidio logró escapar y, en su huida, fue socorrido por una joven mujer, una bruja de las selvas, de la cual no existe registro de su nombre. La leyenda narra también que, ante los ojos de Mujica, la mujer le recordó a la ingrata vizcondesa Saibfotkin y motivado por una sed de venganza le enamoró. La bruja entregó su corazón y después que el capitán retirado sació su líbido le abandonó. En Perú, Mujica intentó rehacer su vida comprometiéndose con una acaudalada doncella de gran dote, a quien sedujo con sus experimentados conocimientos de galanteo, pero en plena boda apareció la bruja a quien dejó y, se relata, maldijo, en plena iglesia delante de la novia, familiares e invitados, al sorprendido militar.


La maldición de la bruja, al parecer, había sido conjurada para que Mujica jamás pudiere volver hacer feliz con una mujer, no alcanzaría tranquilidad y pasividad, y cualquier intento de prosperidad se vería enturbiado por la fatalidad, la desdicha y el olvido. Mujica no tomó en cuenta las palabras de la bruja, su matrimonio se realizó y continuó con todos sus planes. Con el pasar de los meses la familia de la esposa de Mujica comenzó a tener diversos problemas financieros que en el transcurso de un año le llevaron a perder toda la fortuna. Solo lograron conservar la mansión donde vivían. El capitán intentó rehacer la fortuna familiar, pero toda empresa que realizó se sumergió en el fracaso.


Suponiendo que sus desgracias eran causadas por la maldición de la bruja, visitó a unos chamanes de la región quienes le recomendaron que la única manera de aminorar el gualicho era alejándose lo que más pudiera del norte, pues su conjuro era un hechizo norteño. Mujica trató de vender la mansión, pero el padre de su esposa se lo impidió y debió esperar la muerte de éste para poder llegar a usufructuar del inmueble. La mansión habría sido vendida tiempo después perdiéndose, de aquí, el rastro del militar y su esposa. Existen diferentes versiones y la suposición más posible es que haya emigrado a Chile. A partir de la venta de la mansión, los datos son vagos, Su viaje al país se habría dado muchos años después, ya muy viejo, solo y casi en banca rota. El destino de la que era su esposa se desconoce.


El capitán Mujica intentó entonces asentarse lo más al sur de Chile que pudo, para aminorar al máximo posible la maldición de la bruja. Terminó trabajando para un terrateniente de la zona que, como una ironía del destino, se llamaba Críspulo Mujica. El militar retirado sabía que no podían existir Mujicas que no procedieran de su descendencia directa, pero avergonzado por el que quizás podía ser algún hijo ilegítimo, ocultó su auténtica identidad (este mismo cambio de nombre ha hecho que los datos no sean del todo certeros)


Por esos años, Críspulo había encomendado la construcción en Santiago de una gran casa para vivir con su familia. Mujica le orientó en aspectos arquitectónicos para la misma, contándole detalles del origen del apellido que poseía y que en definitiva esa mansión debía proyectar lo que “Mujica” representaba. Críspulo quedó maravillado por los conocimientos de su fiel criado, que incluso él desconocía y le envió a Santiago para supervisar aspectos de la construcción. Corría el año 1912 y, mientras se elevaba la mansión Mujica, Críspulo descubriría, entre las pocas pertenencias de su criado, la espada de capitán del glorioso militar. El antiguo guarda de la Virgen avergonzado, como nunca hubiese imaginado, confesó su verdadera identidad. El terrateniente atormentado por una apremiante confusión al sentirse engañado por el destino, cayó enfermo muriendo meses más tarde. La mansión sería terminada años después y en ella habitaría el capitán Mujica en el total anonimato y en el más vil de los olvidos.


El longevo hombre que había logrado esquivar a la muerte sucumbió a su asedio. Se dice que en su lecho de muerte, en una pequeña pieza de los criados, en el lugar más masmórrico de la mansión, recibió una única visita de una misteriosa mujer que jamás se supo su nombre, pero que Mujica conocía muy bien y que le recordó que con su muerte la maldición no terminaría, dejando todo lo que llevara su nombre en la más profunda de las tinieblas. Se dice también que la famosa espada del capitán Mujica, de oro y brillantes, estuvo en despliegue en una caja negra con fondo rojo por muchos años en el Museo del Carmen. fue robada alrededor de 1974, y que existen otras mansiones Mujica alrededor de América. Algunas aún existen.


¡Toda una historia!, ¿no les parece?, ahora revisemos la historia real.


Fue construida en 1915 por la familia Suárez Mujica sobre un terreno de mil 600 metros cuadrados con el objetivo de que fuera el hogar de los patrones del gran fundo que era entonces Ñuñoa. Para la época fue considerada un verdadero lujo, ya que contaba con más de 30 habitaciones, 5 cocinas y 7 baños.

Hasta hace poco más de una decada vivió allí doña Elvira Suárez de Mujica, nieta del primer propietario de la mansión. La mujer falleció y la propiedad pasó a manos de sus siete hijos, quienes prefirieron no residir en ella y dejarla a cargo de la corredora Charles & Aubry. En varias ocasiones la casona estuvo a punto de ser vendida, pero cuando se quería concretar el traspaso, los nuevos dueños se arrepentían debido a los comentarios que existían sobre la mansión.


La leyenda paranormal de la mansión surge de una larga serie de historias y testimonios: vecinos afirmaron escuchar siniestros sonidos procedentes de la casona. Adriana Sepúlveda, quien ha vivido en una de las casas frente al lugar desde hace diez años, nos afirma que nunca presenció actividades extrañas en el sitio, pero sí, reconoce haberse visto extremadamente afectada por un incesante y funesto quejido que surgió en el interior de la mansión: "Fue el otro día, un sábado que pasé por allí, como a las tres de la mañana camino a mi casa, y oí ese ruido; era como un quejido de alguien o algo que provenía desde muy adentro de las ruinas, me pareció decía algo. Yo corrí asustada a mi casa". Otros vecinos han confirmado el relato de Adriana y dicen haber sentido a alguien quejarse en las noches.


Laura Contini, parapsicóloga argentina, visitó el sitio y aseguró haberse comunicado extra sensorialmente con una persona que decía ser Tomás Saibfotkin. Igualmente, el parapsicólogo Carlos Meschi recordó la ocasión en que, hace casi dos años, acudió a la vivienda para "limpiarla" de los malos espíritus que supuestamente allí habitaban; asegura haber expulsado a cuatro espíritus.

Durante la visita a la mansión, Meschi realizó varias averiguaciones para conocer su historia. “Me enteré de que hace mucho tiempo, estamos hablando de hace más de cien años, cuando quizás no se había construido la casa actual, vivía allí un matrimonio. El esposo tuvo amoríos con la empleada de la casa y ambos tuvieron un hijo. Cuando la esposa se enteró, se deseperó por los celos y envenenó al niño y a la mujer. Más tarde, el hombre se enteró de lo ocurrido y mató a su esposa para luego suicidarse él. Esa es la historia que pude recabar”, relató.


Meschi agregó que “la gente que murió ahí tenía mucha rabia y odio. Esa podría ser la explicación de los ruidos y las almas en pena”. De las averiguaciones de este investigador, también proceden las historias acerca de que en la mansión de Ñuñoa vivía una familia y el padre mató a la madre y a la hija cuando su esposa a su vez envenenó a la nana, amante de su esposo. Finalmente éste se suicidó y sus espíritus quedaron presos por mucho tiempo en esa casa.


El final de la Mansión Mujica

Lamentablemente, ya no existirá la posibilidad de constatar si dichas historias eran ciertas o no: en la madrugada del 2 de agosto de 2005, esta casa embrujada fue pasto de las llamas, por causas desconocidas. Según la mentalista Yolanda Sultana, el incendio fue ocasionado por el enojo del alma en pena de una niña que se negaba a que la casona donde habría vivido, sufriera transformaciones o simplemente fuera demolida. La mentalista explicó que "ella decidió irse, pero no estaba dispuesta a entregar la casa. Todo lo que vuelve a la tierra vuelve a nacer y por eso, lo que se construya allí ya no tendrá la presencia de espíritus". Yo por mi parte ,pienso de una manera “más mundana”: es más fácil realizar la venta de un terreno de alto valor comercial, que echar abajo una construcción que podría ser declarada monumento histórico,…


Por su parte, tras el incendio, miembros de la familia Mujica, declararon a la prensa que jamás existieron presencias o manifestaciones fantasmales en la mansión, ¿una casa embrujada auténtica o una simple leyenda urbana?, ustedes tienen la última palabra,…

3 comentarios:

  1. Me encanta el tema de las casas embrujadas ya que creo que hay muchisimas y la mayoria no se dan a conocer por miedo a no poder vender las propiedades.

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  2. En esa casona se puede ir, hacer un documental paranormal?

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    1. ya no se pude porque el 2005 se incendio ahora construyeron un banco Itaú

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