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viernes, 20 de noviembre de 2009

Policía Nacional del Perú cree que Los Pishtacos operan desde hace 30 años


Para la Policía Nacional del Perú (PNP), todo apunta a que uno de los personajes más populares de la mitología andina no tiene nada de mitológico. El pishtaco, asesino a sueldo que extrae la grasa a sus víctimas, al parecer existe.

Ayer, la Dirincri (Dirección Nacional de Investigación Criminal), informó que los huanuqueños Élmer Castillejos (29), Enedina Claudio (48), Hilario Cudeña (56) y Serapio Veramendi (32), denunciados el miércoles por los delitos de homicidio por lucro y asociación ilícita para delinquir, pertenecen a una banda denominada Los Pishtacos, que opera en la sierra peruana desde hace más de 30 años.

Según el comandante PNP Ángel Toledo, Cudeña, jefe de la organización criminal, confesó que se dedica a “pishtaquear” [extraer la grasa a las personas que asesina] desde los 20 años. Pero —según agentes de la Dirincri— cuando se le preguntó cuántos asesinatos había cometido, se limitó a decir: “varios”.

Los detenidos, cuya única víctima identificada hasta el momento es Abel Matos (27), han sido puestos a disposición de la Fiscalía Penal 57 de Lima, que preside el fiscal Jorge Sanz.

“En la denuncia, presentada ante el Juzgado Penal de Turno Permanente, hemos señalado que los implicados acordaron, previa distribución de roles, causar la muerte de Matos, el pasado 16 de setiembre, a fin de sustraer tejidos -grasa-, de la víctima, para comercializarlos”, comentó el fiscal Sanz en conferencia de prensa.

El laboratorio
Para el general PNP Eusebio Félix, la confesión de Cudeña hace suponer a la Dirincri que hay más víctimas. No obstante, no se pueden tomar en serio las palabras de un sujeto que —según el examen psicológico que se le practicó— es cínico y tiende a mentir.

“Evidentemente no se puede confiar en un criminal, pero hemos encontrado pruebas suficientes como para estar casi 100% seguros de que estamos ante un caso de pishtacos”, manifestó Félix.

Según dijo a la prensa, dentro de la vivienda de Castillejos, en la localidad de Pillao (Huánuco), se encontró una habitación de cuyas vigas colgaban ganchos de metal. Debajo de estos había embudos, y en una esquina reposaban, en botellas, 17 litros de grasa humana.

“Lo que nos han dicho los detenidos es que, luego de asesinar a sus víctimas, colgaban sus torsos y muslos de estos ganchos. Después, para extraer la grasa, encendían unas velas que calentaban la habitación. La grasa caía en los embudos y luego era decantada”, explicó Félix.

El laboratorio y los 17 litros de grasa descubiertos hacen pensar a los agentes de la Dirincri que varios de los 60 desaparecidos reportados en Huánuco el último año han sido víctimas de Los Pishtacos.

Toledo incluso comentó que Cudeña ha dicho que él y sus secuaces son parte de una hermandad que se dedica a “pishtaquear” no solo en Huánuco, sino también en Pasco, Huancavelica, Ayacucho y Apurímac.

Es por ello que la policía de Pasco no descarta que varios de los 84 desaparecidos que se han reportado en su jurisdicción en los últimos cuatro años hayan sido víctimas de esta supuesta hermandad.

Red internacional
Pero este caso va más allá de las fronteras peruanas. Según la Dirincri, los detenidos han dicho que le vendían la grasa humana a comerciantes europeos, los cuales pagaban US$15 mil por litro.

“Si bien aún no hay pruebas de las conexiones internacionales, nos pondremos en contacto con la Interpol para esclarecer las ramificaciones de la red”, informó Toledo.

Se comentó también que la banda de Cudeña está integrada por otras 12 personas que aún no han sido capturadas.

“Hemos identificado a ocho, de los otros cuatro solo tenemos sus apelativos. Entre los identificados hay dos italianos”, informaron fuentes de la Dirincri a El Comercio.

Un caso bastante difícil de creer
El decano del Colegio Médico del Perú, Julio Castro, señaló ayer que sí es posible extraer la grasa humana de manera artesanal y consideró posible su conservación a 8 °C.

Sin embargo, mencionó que los cirujanos plásticos en el Perú extraían grasa de sus pacientes todos los días, “y como no hay compradores, simplemente se deshacen de ella. Así que me parece bastante improbable que alguien pague US$15 mil por un litro de grasa humana”.

Además, hizo notar que la grasa humana extraída de manera artesanal contiene impurezas que la hacen inútil.

(FUENTE: elcomercio.pe)

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